Un crimen que encendió la indignación colectiva
El brutal asesinato de Antonio Sarmiento y sus hijos, Alexander y Gael, de tan solo 9 y 12 años, marcó un antes y un después en Sinaloa. No fue solo un acto de violencia; fue la chispa que unió a una ciudadanía cansada de vivir con miedo y bajo el yugo de la impunidad.
La imagen de Rocío, madre y esposa de las víctimas, liderando una multitud en Culiacán, es el nuevo rostro de la exigencia de justicia. Su dolor y valentía han resonado en todo México, movilizando a una sociedad que ya no confía en las respuestas vacías de sus autoridades.
Si esto no los CONMUEVE e indigna entonces que estamos haciendo como sociedad .?
— Massimo Jr (@Massimo_Torr1) January 23, 2025
ASESINAN en Culiacán Sinaloa a los hermanos Sarmiento Ruiz
Alexander (9) y Gael (12) y su padre
Antonio
“Un gobierno inepto OMISO que ignora” @rochamoya_ debe RENUNCIAR .!!#MxEnRebeldia pic.twitter.com/G2eTwGYLMY
¿Dónde están las autoridades?
Sinaloa enfrenta una crisis de seguridad que desborda a su gobierno. La administración de Rubén Rocha Moya ha sido incapaz de frenar la ola de violencia que, en los últimos meses, ha cobrado más de 1,200 vidas, convirtiendo al estado en un epicentro de enfrentamientos entre cárteles.
A pesar de las demandas ciudadanas, la respuesta oficial se limita a anuncios burocráticos. La Secretaría de Seguridad Federal asumirá la investigación del caso Sarmiento, pero la población exige más que reuniones privadas y promesas. Exigen resultados.
La violencia y la política: una relación peligrosa
El gobernador Rubén Rocha Moya ha sido señalado por sus presuntas conexiones con figuras vinculadas al crimen organizado. Su estrategia de minimizar la violencia, respaldado por Morena y el presidente López Obrador, ha alimentado la percepción de complicidad e inacción.
Mientras tanto, Claudia Sheinbaum, en lugar de asumir una postura firme, ha desviado la atención culpando a Estados Unidos por el impacto de la captura de Ismael “El Mayo” Zambada. Este enfoque ha sido criticado como una táctica para evadir responsabilidad y desviar la atención del gobierno federal.
Sinaloa: un estado bajo fuego
La declaratoria de Donald Trump de considerar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas pone a Sinaloa en el centro de la atención internacional. El estado, históricamente controlado por el Cártel de Sinaloa, es ahora un campo de batalla entre facciones criminales, donde la población civil es la principal víctima.
La pregunta es clara: ¿hasta cuándo se permitirá que el crimen organizado dicte las reglas en Sinaloa y en otras regiones del país?
¿Qué está en juego?
El caso de la familia Sarmiento no solo es un llamado de atención, es un punto de inflexión. La violencia ha dejado de ser un problema aislado; ahora es un tema que afecta directamente la confianza en las instituciones, la cohesión social y la seguridad del país.
- La movilización ciudadana: Miles de personas en Culiacán han tomado las calles, rompiendo el silencio y exigiendo justicia.
- La respuesta gubernamental: Las autoridades tienen una oportunidad histórica para actuar de manera decisiva o arriesgarse a perder completamente la confianza de los ciudadanos.
¿Qué sigue para Sinaloa y México?
La indignación que arde en las calles de Sinaloa no puede ser ignorada. Este es un momento crucial para que el gobierno demuestre si está dispuesto a enfrentar al crimen organizado o seguirá priorizando cálculos políticos.Los ciudadanos han hablado, y el mensaje es claro: justicia para la familia Sarmiento, seguridad para todos.
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