En una contundente respuesta a la nueva política fiscal de Estados Unidos, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que el Gobierno de México reembolsará el 1% de impuesto a las remesas enviadas en efectivo, neutralizando el impacto de la medida impulsada por la administración Trump.
En un movimiento de ajedrez político y financiero, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ha respondido directamente a la aprobación en el Senado de Estados Unidos de un impuesto del 1% sobre las remesas en efectivo, una medida contenciosa dentro del paquete fiscal del presidente Donald Trump. La respuesta de México no fue solo de protesta, sino de acción: se implementará un mecanismo para reembolsar dicho impuesto a los migrantes afectados.
La medida estadounidense, aunque reducida de propuestas anteriores que llegaron hasta el 5%, representa una carga para millones de familias mexicanas que dependen de estos envíos, que en 2024 superaron los 60 mil millones de dólares solo desde Estados Unidos.
El Plan de Reembolso: Una Jugada Estratégica
La presidenta Sheinbaum, aunque celebró la reducción del gravamen del 3.5% inicial al 1% como un logro de la presión diplomática, fue un paso más allá. Anunció que el reembolso se canalizará a través del sistema de la Financiera del Bienestar, utilizando la «tarjeta paisano». Los detalles completos del programa se darán a conocer el 4 de julio.
Este plan es una maniobra estratégica con múltiples beneficios para el gobierno mexicano:
- * Protección Directa: Neutraliza el impacto económico directo en los bolsillos de las familias receptoras, posicionando al gobierno como un defensor activo de los connacionales.
- * Soberanía Financiera: Convierte una política fiscal estadounidense en un programa social mexicano, reforzando la narrativa de un Estado protector frente a acciones externas.
- * Fortalecimiento Institucional: Impulsa el uso y la relevancia de la Financiera del Bienestar, una institución financiera clave del Estado.
Expertos y economistas habían advertido que cualquier impuesto a las remesas podría incentivar la creación de un «mercado negro» de transferencias a través de canales informales y menos seguros, un riesgo que el plan de reembolso busca mitigar al mantener los flujos dentro del sistema formal.
El Impuesto como Arma Política
Más allá de la recaudación, que se estima en unos 4.5 mil millones de dólares para Estados Unidos, el impuesto a las remesas es visto por analistas como un arma simbólica en el debate migratorio estadounidense. Al gravar el dinero que los migrantes envían a sus familias, la administración Trump envía un mensaje punitivo que resuena con su base política, utilizando la política fiscal internacional como una herramienta de control migratorio interno.
«Se trata de una medida que discrimina y castiga injustamente a millones de migrantes», había declarado el gobierno mexicano cuando la propuesta se discutía con un porcentaje mayor, una postura que se mantiene a pesar de la reducción del gravamen.
La respuesta de México, por tanto, no es solo una medida económica, sino una declaración diplomática que busca anular el efecto político y financiero de la ley estadounidense, en un nuevo capítulo de la compleja relación bilateral.
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