La seguridad en México enfrenta un nuevo capítulo. Con recientes capturas de líderes criminales y decomisos significativos, el gobierno parece alejarse de la controvertida estrategia de «abrazos, no balazos». Sin embargo, las preguntas clave permanecen: ¿Se trata de un cambio profundo y sostenible o simplemente de una respuesta estratégica ante las presiones de Estados Unidos?
Este análisis examina los avances recientes, los desafíos persistentes y la necesidad de equilibrar la política interna con las relaciones internacionales.
Impacto de los últimos logros en seguridad
En los últimos días, los titulares han estado marcados por avances significativos en la lucha contra el narcotráfico. Entre los logros destacan:
- Decomiso histórico de fentanilo: En Sinaloa, se incautaron cantidades suficientes para producir 20 millones de dosis.
- Captura de líderes criminales: Un golpe estratégico al cártel de «Los Chapitos».
- Destrucción de laboratorios clandestinos: Una medida que debilita las operaciones de producción de drogas sintéticas.
Estas acciones representan más que cifras; envían un mensaje contundente sobre la intención del gobierno de tomar medidas concretas.
Abrazos vs. balazos: Un cambio de enfoque
El sexenio pasado estuvo marcado por una estrategia basada en «abrazos, no balazos», que priorizaba evitar enfrentamientos armados. Sin embargo, la creciente violencia y el tráfico de sustancias como el fentanilo, especialmente con su impacto en Estados Unidos, han llevado a un cambio necesario.
La nueva estrategia parece apostar por un enfoque más pragmático, con énfasis en resultados visibles. Este giro plantea la oportunidad de construir confianza en las instituciones y demostrar un compromiso real con la seguridad pública.
La presión de Estados Unidos y el tablero internacional
El problema de seguridad en México no es únicamente interno. Las tensiones con Estados Unidos, especialmente en torno al tráfico de fentanilo, han añadido una capa de complejidad.
- Donald Trump y las amenazas: El expresidente ha presionado con posibles aranceles y acciones militares contra los cárteles mexicanos.
- Relaciones México-EU: Los recientes logros en seguridad pueden ser un mensaje claro de que México está tomando medidas serias.
Jesús Silva Herzog Márquez lo resume atinadamente: es crucial desplegar una estrategia audaz de alianzas políticas en Estados Unidos. Mientras México trabaja en casa, también debe hacer política allá.
¿Cambio estructural o respuesta temporal?
El verdadero desafío para el gobierno es garantizar que estos avances no sean solo una respuesta reactiva a las demandas internacionales, sino el inicio de un cambio estructural.
Esto requiere:
- Consistencia en las acciones: Mantener los decomisos, capturas y operaciones sin retrocesos.
- Fortalecimiento institucional: Capacitar y equipar mejor a las fuerzas de seguridad.
- Atención a las comunidades: Reducir las condiciones que permiten al crimen organizado prosperar.
México, entre lo interno y lo externo
La seguridad no solo afecta la vida diaria de los mexicanos, sino también la posición de México en el tablero internacional. El equilibrio entre una estrategia nacional sólida y una política exterior eficaz será clave para avanzar hacia un futuro más seguro.
Conclusión: Resultados, no palabras
La seguridad en México exige resultados concretos y sostenidos. Las recientes acciones son un paso en la dirección correcta, pero su efectividad dependerá de la capacidad del gobierno para mantener el ritmo, fortalecer sus instituciones y trabajar tanto en casa como en el escenario internacional.
Solo con un enfoque integral y constante será posible transformar los avances iniciales en una solución duradera para el problema más urgente del país.
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