Ruptura del acueducto en Tijuana: una fuente de agua y preocupación ciudadana
El estallido del acueducto Florido-Aguaje sorprendió a Tijuana con una imagen impresionante: una fuente de varios metros de altura en pleno bulevar Díaz Ordaz. Lo que para algunos transeúntes fue un espectáculo momentáneo, pronto se convirtió en alarma cuando las autoridades confirmaron que 632 colonias se quedarían sin agua durante los próximos días. El acueducto, construido en 1982 y con una vida útil de 20 años, nunca fue reemplazado a pesar de décadas de advertencias.
Una infraestructura olvidada
Jesús García Castro, director de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (CESPT), reconoció que la tubería de acero de 54 pulgadas ya estaba programada para sustituirse a finales de este año, pero el deterioro no dio tregua. “Estaremos trabajando 24/7 para atender la situación. Nuestra meta es completar la reparación en 36 horas y estabilizar los sistemas en otras 36”, declaró. Sin embargo, mientras los equipos trabajan a marchas forzadas, cientos de miles de familias se preguntan cómo enfrentarán los días sin agua.
Colonias afectadas y vidas interrumpidas
Entre las colonias afectadas se encuentran la Alemán, Altamira, Laureles y gran parte de la margen izquierda de la ciudad, desde el bulevar Díaz Ordaz hasta Rosarito. Para muchas familias, la noticia fue un golpe duro. María López, vecina de la colonia Altamira, relató: “Guardé agua en cubetas apenas escuché lo del acueducto, pero con tres niños pequeños no sé si alcanzará. Lo más difícil será mantenernos limpios y cocinar”. Su testimonio refleja la angustia de miles de hogares que dependen diariamente del suministro.
Daños materiales y pérdidas en negocios
Además de la suspensión del servicio, el colapso causó daños materiales: al menos cuatro vehículos fueron impactados y un puesto de comida resultó destruido. José Luis Jiménez, director de Protección Civil, confirmó que afortunadamente no hubo personas lesionadas. “Ni los ocupantes de los vehículos, ni quienes estaban en el puesto de tacos resultaron heridos. Todos fueron evacuados a tiempo”, aseguró. Para quienes viven del comercio callejero, como el dueño del puesto afectado, la tragedia no solo significa pérdidas materiales, sino la interrupción de su sustento diario.
Reparaciones y responsabilidades
La CESPT se comprometió a asumir el 100% de los daños ocasionados y ya prepara un censo con apoyo jurídico y de vinculación ciudadana para atender a los afectados. Por su parte, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) trabaja en reparar el cableado eléctrico de 13 mil 200 volts dañado en la zona, mientras brigadas limpian la vialidad y habilitan un carril en contraflujo para aliviar el caos vial que el estallido provocó.
Impacto social y lecciones de la crisis
El corte de agua en 632 colonias no solo representa incomodidad, sino un recordatorio de lo que significa vivir en una ciudad con infraestructura envejecida. Las familias deben recurrir a pipas, almacenamiento improvisado y solidaridad entre vecinos para sobrellevar la emergencia. La ruptura del acueducto Florido-Aguaje es también una llamada de atención a las autoridades sobre la importancia de invertir en la renovación de los sistemas hidráulicos antes de que los daños se conviertan en crisis.
Tijuana sin agua: un reto colectivo
La escena del agua brotando como una fuente monumental quedó registrada en videos compartidos en redes sociales, pero más allá de la espectacularidad, queda la realidad de más de 600 colonias enfrentando 72 horas sin servicio. La reparación avanza, pero la confianza ciudadana está golpeada. El reto será no solo restablecer el suministro, sino garantizar que incidentes similares no vuelvan a ocurrir. Tijuana, una ciudad que crece cada día, no puede permitirse seguir dependiendo de tuberías que hace décadas cumplieron su ciclo de vida.


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