Una alerta que resuena en las aulas
En un auditorio lleno, más de 2 mil estudiantes de la Preparatoria número 8 de la Universidad Autónoma de Nuevo León escuchaban en silencio. Los elementos de la Unidad de Proximidad de la Secretaría de Seguridad Pública, Protección a la Ciudadanía y Prevención Social de Guadalupe, Nuevo León, no hablaban de una amenaza lejana, sino de una realidad que se infiltra en la vida de miles de jóvenes cada semana.
El dato estremeció a todos: en México, 370 jóvenes son reclutados cada semana por el crimen organizado. No todos se convierten en sicarios, pero la mayoría comienza con tareas como “halconeo” —vigilar y reportar movimientos de autoridades— hasta llegar a delitos de alto riesgo como extorsión, narcotráfico o asesinato por encargo.
Una maquinaria criminal en expansión
Según cifras compartidas por los oficiales, en el país operan alrededor de 150 cárteles con una fuerza estimada de 160 mil a 185 mil integrantes. La maquinaria criminal no se detiene: cada año suman cerca de 17 mil 770 nuevos miembros, en su mayoría menores de edad o jóvenes sin oportunidades.
Los métodos de captación han evolucionado. Las calles y los barrios ya no son los únicos escenarios del reclutamiento. Ahora, las redes sociales y los videojuegos son las nuevas puertas de entrada al crimen.
Facebook, TikTok y videojuegos: el nuevo campo de cacería
Las plataformas más mencionadas por las autoridades son Facebook, Instagram, TikTok, WhatsApp y Telegram, donde perfiles falsos contactan a jóvenes con promesas de empleo rápido, dinero fácil o pertenencia a un grupo.
En el mundo virtual, videojuegos como Free Fire, Call of Duty, Minecraft, Fortnite y Roblox se han convertido en escenarios inesperados para el acercamiento criminal. Allí, entre partidas y chats, se hacen las primeras conversaciones que terminan con una cita en la vida real.
Una historia que pudo terminar mal
Los oficiales narraron el caso de un joven de Oaxaca que fue contactado mientras jugaba en línea. Todo comenzó con invitaciones amistosas y terminó con la propuesta de “trabajar” para un grupo criminal. El menor aceptó, sin conocer el peligro que corría.
La historia tuvo un final distinto gracias a una denuncia ciudadana que permitió su rescate. Pero no todos corren con la misma suerte.
La prevención como única salida
La Secretaría de Seguridad municipal enfatiza que la denuncia temprana y la vigilancia familiar son las herramientas más efectivas para frenar este fenómeno. Mantener el diálogo con los hijos, supervisar el contenido que consumen en internet y estar atentos a cambios de comportamiento son medidas que pueden salvar vidas.
En la lucha contra el crimen organizado, la prevención es el primer escudo. Porque cuando un joven cruza esa línea, las posibilidades de regresar son mínimas.
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