Plataforma de SpaceX invade aguas mexicanas sin permiso

Plataforma de SpaceX invade aguas mexicanas sin permiso
Plataforma de SpaceX invade aguas mexicanas sin permiso

La madrugada del 16 de julio, un coloso de casi 4 mil toneladas rompió el horizonte frente a Playa Bagdad, Tamaulipas. Era la plataforma marítima LB Jill, una estructura imponente contratada por SpaceX, la empresa de Elon Musk, con una misión específica: rescatar fragmentos de los cohetes Starship 8 y 9, hundidos tras pruebas fallidas.

Lo hizo, sin embargo, sin los permisos necesarios del gobierno mexicano, encendiendo una tormenta diplomática, ambiental y tecnológica en alta mar.

¿Qué es la LB Jill y por qué está en el ojo del huracán?

Construida en 2014, la LB Jill es una plataforma autoelevable y autopropulsada, capaz de operar en condiciones marítimas complejas. Diseñada para proyectos como instalación de turbinas eólicas, apoyo a oleoductos y ahora también misiones aeroespaciales, posee:

  • Tres patas hidráulicas de anclaje marino
  • Grúas de hasta 500 toneladas de carga
  • Alojamiento para 148 personas
  • Un helipuerto funcional
  • Tecnología de posicionamiento dinámico (DP-2)

Pese a su capacidad, la plataforma ingresó a aguas mexicanas sin autorización operativa, lo que llevó a su expulsión inmediata.

Cómo entró la plataforma a México sin levantar sospechas

Según registros del Sistema de Identificación Automática (AIS) y datos de la empresa estadounidense Spire, la LB Jill:

  • Atracó brevemente en Brownsville, Texas
  • Ingresó entre el 13 y el 16 de julio a aguas de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) mexicana, a 11.5 millas náuticas de la costa
  • Emitió una señal de advertencia: “Manténgase alejado 0.25 millas náuticas”, típica de operaciones de rescate o extracción pesada

Para el 20 de julio, la organización ambientalista Conibio Global documentó la extracción de partes de un cohete, específicamente los propulsores del B13, pieza clave del sistema Starship.

Reacción oficial: México responde a la intrusión

El secretario de Marina, Raymundo Pedro Morales, confirmó que la plataforma no contaba con los permisos para operar en el país. Si bien tenía permiso de internación, no cumplió los requisitos para realizar maniobras de rescate.

“Estamos evaluando las sanciones correspondientes. Realizaron trabajos sin autorización”, afirmó Morales.

El operativo de SpaceX concluyó el 22 de julio, y la plataforma fue retirada inmediatamente del territorio marítimo nacional.

¿Qué recuperaron? El misterioso cohete B13

Según el sitio especializado NASASpaceflight.com, lo que motivó la incursión fue el intento por recuperar el propulsor B13, que habría fallado durante una prueba de separación y se hundió en aguas profundas.

El rescate marca un hito en la validación de protocolos para misiones futuras, particularmente en entornos complejos como los mares abiertos.

SpaceX publicó una imagen de la LB Jill cargando un fragmento oxidado de cohete, acompañada del texto:

“Como las ruinas de una civilización muerta”.

La ruta del monstruo de Musk: del Golfo a Luisiana

Tras completar su misión no autorizada, la LB Jill:

  • Atracó en el Muelle 8 del puerto de Brownsville
  • Reportó oficialmente una carga de “Rocket Parts – 1 M/T”
  • Zarpó hacia Port Fourchon, Luisiana, base operativa de la empresa Seacor Marine LLC

Implicaciones legales y diplomáticas

El caso abre múltiples frentes:

  • Legal: Posibles sanciones por operar sin permiso en la ZEE mexicana
  • Ambiental: Riesgos por intervenciones sin regulación en zonas marinas sensibles
  • Geopolítico: Tensión por el uso de tecnología extranjera sin coordinación bilateral

La Marina mexicana mantiene abierta una investigación para determinar responsabilidades y evitar futuras incursiones no autorizadas.

Tecnología, ambición… y fronteras

Lo sucedido con la LB Jill es un ejemplo claro de cómo la innovación aeroespacial choca con la soberanía nacional y los límites regulatorios. El océano, aunque abierto, tiene guardianes.

El “monstruo de acero” de Musk ya zarpó, pero su huella permanece. No solo en el lecho marino, sino en la discusión global sobre los límites del avance tecnológico.

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