Este 4 de marzo se conmemora el Día Mundial contra la Obesidad, una fecha que invita a reflexionar sobre una problemática de salud pública que afecta a millones de personas en todo el mundo. En México, la obesidad representa uno de los desafíos más apremiantes para el sistema de salud.
Según datos recientes, la prevalencia de obesidad en adultos mexicanos es de 37.1%, con una mayor incidencia en mujeres (41.0%) en comparación con hombres (32.8%). Además, se estima que para el año 2030, el 45% de la población adulta podría padecer obesidad.
La situación es igualmente preocupante entre la población infantil. En los últimos 20 años, la obesidad infantil en México se ha duplicado, pasando del 9% en 1999 al 17.5% en 2023, según el Atlas de riesgos para la nutrición de la niñez en México. Actualmente, más de 16 millones de niños y adolescentes mexicanos tienen sobrepeso u obesidad, lo que podría desencadenar problemas de salud pública en el futuro, como diabetes y depresión.
Una lucha continua
El médico pediatra José Manuel Moreno enfatiza la importancia de abordar la obesidad desde las primeras etapas de la vida. Según su opinión, “la lucha contra la obesidad debe empezar en el periodo periconcepcional, y tiene que ser una tarea continua, que se prolongue a lo largo de toda la vida”.
En respuesta a esta crisis, el gobierno mexicano ha implementado medidas para combatir la obesidad infantil. A partir del 12 de marzo, se prohibirá la venta de comida ultraprocesada y bebidas azucaradas en las escuelas y sus inmediaciones, como parte de una estrategia para fomentar hábitos alimenticios más saludables entre los estudiantes.
Además, se ha lanzado un programa dentro de la Estrategia Nacional Integral de Vida Saludable destinado al seguimiento regular del peso, talla, salud mental, bucal y visual de aproximadamente 24.9 millones de niños de educación básica. Este programa busca combatir la obesidad infantil y mejorar la salud en general de los niños.
La obesidad en México es una problemática compleja que requiere la colaboración de todos los sectores de la sociedad. La implementación de políticas públicas eficaces, junto con la educación y la promoción de hábitos saludables, son fundamentales para revertir esta tendencia y garantizar un futuro más saludable para las nuevas generaciones.


TE PODRÍA INTERESAR