En las últimas semanas, la ciudad de Tapachula, en el estado de Chiapas, se ha convertido en el epicentro de una crisis migratoria que refleja las complejidades y desafíos de las políticas migratorias en América del Norte.
Miles de migrantes de diversas nacionalidades, principalmente de Venezuela, Cuba y países centroamericanos, han llegado a esta ciudad fronteriza con la esperanza de encontrar refugio y una nueva oportunidad de vida en México.
La saturación de la Comar y las largas esperas
La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), encargada de procesar las solicitudes de asilo en México, se encuentra desbordada ante la avalancha de peticiones. Según informes recientes, en Tapachula hay cerca de 20,000 migrantes esperando obtener refugio en México.
Sin embargo, la Comar solo atiende diariamente a unas 300 personas, lo que genera una lista de espera de casi 1,000 migrantes.
Esta situación se ha visto agravada por el endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos, que ha llevado a muchos migrantes a considerar a México como su destino final.
Historias de esperanza y desesperación
Daniel Moreno, un migrante cubano, comparte su experiencia: “Queremos ser mexicanos como ustedes, queremos trabajar aquí, queremos hacer nuestro estatus legal y tener la posibilidad de ser uno más y permanecer en el país el tiempo que nos quede de vida, no regresar a Cuba”.
Como él, muchos otros migrantes expresan su deseo de integrarse a la sociedad mexicana y contribuir al desarrollo del país.
Por otro lado, Jaqueline Vanesa Herrera, una venezolana que lleva seis meses en Tapachula, señala que su prioridad es solicitar asilo en la Comar, pero ante la incertidumbre y las largas esperas, considera un «plan b»: unirse a una caravana migrante.
“Yo lo que tengo aquí (esperando en la Comar) son como dos días nada más, quiero hacer las cosas bien y que todo nos salga bien, y si no nos funciona nos vamos”, afirma.
Protestas y demandas de certeza jurídica
La desesperación y la incertidumbre han llevado a que grupos de migrantes, junto con organizaciones defensoras de derechos humanos, realicen protestas en Tapachula.
Luis Rey García Villagrán, director del Centro de Dignificación Humana (CDH), ha exigido a las autoridades que se les reconozca como refugiados en México lo más pronto posible, denunciando una «cultura del odio» hacia los migrantes en Chiapas.
“No engañen a los migrantes, a los que estaban en Oaxaca antenoche le dijeron que los iban a llevar a ciudad de Oaxaca y los regresaron a Villahermosa”, denuncia García Villagrán.
El contexto regional y las políticas migratorias
La situación en Tapachula es un reflejo de las tensiones migratorias en la región. Las políticas implementadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como las deportaciones masivas y el despliegue de militares en la frontera, han llevado a muchos migrantes a reconsiderar sus planes y buscar refugio en México.
Además, la eliminación de la aplicación ‘CBP One’, que permitía solicitar asilo desde territorio mexicano, ha incrementado la presión sobre las autoridades mexicanas y ha generado una mayor afluencia de migrantes en ciudades fronterizas como Tapachula.
La crisis migratoria en Tapachula pone de manifiesto la necesidad de una respuesta integral y coordinada por parte de las autoridades mexicanas y la comunidad internacional.
Es imperativo que se fortalezcan las capacidades de la Comar para atender de manera eficiente las solicitudes de asilo y que se implementen políticas que garanticen la protección y dignidad de los migrantes.
Solo a través de un enfoque humanitario y colaborativo se podrá hacer frente a este desafío y ofrecer a miles de personas la esperanza de una vida mejor.


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