Michoacán fortalece su campo con un plan integral de desarrollo rural
El corazón agrícola de México vuelve a latir con fuerza. En el marco del Plan Michoacán por la Paz y la Justicia, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Social (Sader) anunció un ambicioso programa que busca transformar la vida de miles de productores rurales. Con una inversión de 292 millones de pesos en apoyos directos y más de mil 509 millones en créditos con tasas preferenciales, el proyecto apunta a modernizar la producción de limón, mango, caña de azúcar, aguacate y berries, pilares económicos del estado.
El secretario Julio Berdegué explicó que el plan es mucho más que una inversión: es una estrategia de acompañamiento técnico, fortalecimiento sanitario y justicia laboral que pretende reactivar la economía agrícola y garantizar condiciones dignas para quienes trabajan la tierra.
“Vamos a trabajar hombro con hombro con los productores y la industria para que el campo michoacano vuelva a florecer con bienestar y justicia”, afirmó Berdegué durante la presentación en Palacio Nacional.
Créditos accesibles y apoyo directo para pequeños productores
El programa está diseñado para atender a 10 mil pequeños y medianos productores, quienes contarán con financiamiento de bajo interés y asesoría técnica para mejorar su productividad. El objetivo es impulsar prácticas sostenibles, reducir costos de operación y fortalecer la competitividad de los cultivos michoacanos en los mercados nacional e internacional.
Los créditos, respaldados por la banca de desarrollo, permitirán modernizar sistemas de riego, maquinaria agrícola y métodos de conservación de cosechas. Con ello, se espera no solo aumentar los ingresos rurales, sino también generar empleos locales que frenen la migración forzada de familias campesinas.
Garantías laborales para 150 mil jornaleros agrícolas
Una de las metas más destacadas del Plan Michoacán por la Paz y la Justicia es garantizar los derechos laborales de 150 mil jornaleros que trabajan principalmente en la industria del aguacate y las berries.
En coordinación con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), se implementarán mecanismos de supervisión para que todos los trabajadores cuenten con seguridad social, salario justo y condiciones dignas de empleo.
Este componente responde a una deuda histórica con las comunidades rurales del estado, donde la informalidad y la falta de prestaciones han sido una constante. Con esta medida, Michoacán se convierte en ejemplo nacional de integración laboral en el sector agrícola.
El impulso a la soberanía alimentaria y a los pueblos indígenas
La transformación del campo michoacano también incluye a los pequeños productores de maíz, quienes recibirán apoyo mediante un programa de acopio de 30 mil toneladas. Según explicó María Luisa Albores, directora general de Alimentación para el Bienestar, se habilitarán 30 centros de acopio distribuidos en 27 municipios y 30 localidades, de las cuales nueve son comunidades indígenas.
Esta estrategia implica una inversión social de 216 millones de pesos y busca fortalecer la soberanía alimentaria, asegurar precios justos y evitar la dependencia de intermediarios. Los productores recibirán pago directo y acompañamiento técnico para mejorar la calidad del grano y garantizar su colocación en los mercados locales.
Michoacán, líder nacional en producción de lentejas
El plan no se limita al presente. A partir de 2026, el gobierno federal iniciará la compra directa de lentejas, un cultivo en el que Michoacán ocupa el primer lugar nacional en producción. Esta medida abrirá nuevas oportunidades comerciales y consolidará al estado como referente de diversificación agrícola.
La inclusión de la lenteja en la estrategia responde al interés por promover alimentos nutritivos y sustentables que fortalezcan la seguridad alimentaria del país.
Un nuevo horizonte para el campo michoacano
El Plan Michoacán por la Paz y la Justicia se presenta como una hoja de ruta integral para recuperar la confianza en el campo, generar desarrollo sostenible y promover equidad social. A través del trabajo conjunto entre instituciones, productores y comunidades, el estado se perfila para convertirse en un modelo de agricultura con bienestar y justicia laboral.
En un contexto donde la paz social depende también del desarrollo económico, este plan marca un antes y un después en la relación del gobierno con los campesinos. La semilla ya está sembrada: un Michoacán productivo, justo y con futuro florece en el horizonte.


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