En el ámbito internacional, México ha levantado la voz ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), subrayando la importancia de no mezclar el crimen organizado con el terrorismo. El país, representado por Héctor Enrique Vasconcelos y Cruz, señaló que tratar estos dos fenómenos como si fueran lo mismo podría generar estrategias fallidas y perjudicar a las comunidades afectadas por la delincuencia.
En un mundo donde los conflictos internacionales y las políticas de seguridad se encuentran en constante cambio, la postura de México es crucial para evitar errores graves en el enfoque de la lucha contra la delincuencia.
¿Por qué México insiste en no tratar el crimen organizado como terrorismo?
Durante una reciente reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, que abordaba los esfuerzos de lucha contra el terrorismo en África, el representante de México explicó su postura.
México consideró que aunque es cierto que en algunas ocasiones la delincuencia organizada tiene vínculos con grupos terroristas, no se deben generalizar ambos fenómenos. Vasconcelos subrayó que el crimen organizado transnacional y el terrorismo tienen marcos jurídicos distintos y, por lo tanto, deben tratarse por separado.
La confusión entre ambos fenómenos podría generar una visión errónea, lo que llevaría a estrategias fallidas en la lucha contra el crimen. Para México, la clave es entender que los matices entre ambos tipos de delincuencia deben ser reconocidos, ya que son situaciones con causas y consecuencias diferentes.
La peligrosidad de vincular crimen organizado y terrorismo
El principal argumento de México es que, al tratar el crimen organizado como terrorismo, se corre el riesgo de estigmatizar a las comunidades y regiones donde operan estos grupos. Al vincular de manera indiscriminada a las organizaciones delictivas con el terrorismo, se estaría perjudicando a miles de personas inocentes que viven en zonas de alta violencia. Esto no solo genera un ambiente de inseguridad, sino que puede minar la confianza de la población en las políticas de seguridad pública.
El llamado a la prudencia de la ONU
Vasconcelos destacó la importancia de que la comunidad internacional actúe con prudencia al abordar estos temas. El representante mexicano insistió en que no se debe hacer un vínculo automático entre el crimen organizado y los grupos terroristas o extremistas violentos. “Tratar estos temas como uno solo puede llevar a una perspectiva errónea y, consecuentemente, a estrategias fallidas”, declaró.
Además, se resaltó que el crimen organizado no es un fenómeno exclusivo de un solo continente ni de una sola región. La delincuencia transnacional se presenta de formas e intensidades diferentes en diversas partes del mundo, lo que hace aún más necesario que se le aborde de manera diferenciada, evitando comparaciones directas con el terrorismo.
La postura de México sobre la legítima defensa en el derecho internacional
México también aprovechó su intervención para abordar el tema de la interpretación del Artículo 51 de la Carta de la ONU. Este artículo establece el derecho de los Estados a ejercer la legítima defensa en casos de ataques armados. Sin embargo, algunos países han usado esta interpretación para justificar el uso preventivo de la fuerza en el territorio de otro Estado, especialmente en situaciones donde se alegan ataques de grupos terroristas.
Para México, esta reinterpretación socava los principios de soberanía e integridad territorial, que son fundamentales en el sistema de seguridad colectiva de la ONU. En consecuencia, México rechazó firmemente la “doctrina de incapacidad o falta de voluntad”, que algunos países citan para tomar medidas unilaterales y extraterritoriales, especialmente en África.
Conclusión: El enfoque de México sobre el crimen organizado
La postura de México ante la ONU es clara: no hay que mezclar el crimen organizado con el terrorismo, ya que hacerlo podría ser perjudicial tanto para las políticas de seguridad como para las comunidades que sufren las consecuencias de la violencia.
La prudencia y el respeto al derecho internacional son fundamentales para evitar errores en la lucha contra la delincuencia. Con su intervención, México hace un llamado a la comunidad internacional para actuar con sensatez, evitando estrategias erróneas y protegiendo los derechos de las personas.
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