Con el inicio de un nuevo año llegan también los propósitos, y entre los más repetidos están ahorrar más, gastar menos o salir de deudas. El problema es que muchas de estas metas financieras se quedan solo en la intención. No porque falte voluntad, sino porque se plantean de forma poco clara o poco realista.
Una meta financiera inteligente no es aquella que suena ambiciosa, sino la que se puede cumplir sin afectar la vida diaria. Decir “quiero ahorrar mucho dinero” es distinto a decir “quiero ahorrar mil pesos al mes durante un año”. La diferencia está en la claridad y en la posibilidad real de sostenerla en el tiempo.
El primer paso es partir de la realidad, no del deseo. Antes de fijar metas, conviene revisar ingresos, gastos y compromisos actuales. Conocer los números permite saber hasta dónde se puede llegar sin generar frustración o abandono a los pocos meses.
La asesora financiera Mariana Cordero explica que uno de los errores más comunes es compararse con otras personas. “Cada meta financiera debe responder a la realidad de quien la plantea. Lo que funciona para alguien más puede no funcionar para ti, y eso está bien”, señala.
Priorizar para alcanzar metas financieras
Una vez que se tiene claro el punto de partida, es recomendable definir una o dos metas principales, no más. Querer ahorrar, invertir, pagar deudas y cambiar todos los hábitos al mismo tiempo suele ser contraproducente. Priorizar ayuda a enfocar esfuerzos y ver resultados más rápido.
Otro elemento clave es poner plazo a las metas. No basta con saber qué se quiere lograr, sino cuándo. Los plazos convierten las ideas en planes y permiten medir avances. Además, ayudan a ajustar el rumbo si algo no está funcionando.
También es importante que las metas sean flexibles. La vida cambia, los ingresos pueden variar y los gastos inesperados existen. Ajustar una meta no significa fracasar, sino adaptarse para seguir avanzando.
Cuando las metas financieras son claras, realistas y personales, el dinero deja de ser una fuente constante de estrés y se convierte en una herramienta para dar tranquilidad y dirección.

LAS DEUDAS SE ELIMINAN POCO A POCO
Salir de deudas suele ser una de las metas financieras más repetidas al inicio del año, pero también una de las que más rápido se abandonan. Muchas personas quieren pagarlo todo de golpe, sin un plan claro, y terminan frustradas cuando los números no cuadran. Por eso, antes de fijar grandes objetivos, es importante entender que las deudas se eliminan paso a paso, no de un solo movimiento.
El primer error común es intentar abarcar todas las deudas al mismo tiempo. Cuando se hace así, los avances se diluyen y la motivación se pierde. Elegir una sola deuda como prioridad permite enfocar recursos, ver resultados más rápido y generar confianza para continuar con las siguientes.
Otro punto es reconocer que no todas las deudas pesan igual. Algunas tienen intereses altos y crecen rápido; otras son más manejables. Identificarlas ayuda a tomar mejores decisiones y a integrar este proceso dentro de metas financieras realistas, como las que se plantean al inicio del año.
Salir de deudas también requiere honestidad con los hábitos de consumo. No sirve pagar una tarjeta si se sigue usando sin control. Ajustar gastos, reducir compras impulsivas y entender por qué se llegó a esa deuda es parte fundamental del proceso.
Por eso, cuando se habla de metas financieras realistas, incluir un plan para reducir deudas es esencial. No se trata de eliminar toda la carga en pocos meses, sino de avanzar de forma constante.
ALGUNAS RECOMENDACIONES DE LA EXPERTA
- Parte siempre de tus números reales, no de suposiciones.
- Define pocas metas y bien claras.
- Ponles un monto y un plazo específico.
- Revisa tu avance cada mes y ajusta si es necesario.
- Evita compararte con las metas financieras de otros.


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