Este martes 11 de febrero, más de 100 mujeres se unieron en una protesta simbólica frente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para exigir la modificación de los criterios legales sobre violencia vicaria. Las manifestantes, vestidas de novia, llevaron consigo una serie de demandas en las que exigen que el máximo tribunal de México cambie sus criterios judiciales, que actualmente penalizan a las madres por intentar proteger a sus hijos de la violencia.
La protesta fue organizada por el colectivo “Caso 992”, un movimiento feminista que lucha contra la violencia vicaria, una forma de violencia que afecta a muchas mujeres y niños. Esta manifestación es la culminación de años de lucha para cambiar las leyes que, según las víctimas, no protegen adecuadamente a las madres ni a sus hijos.
¿Qué es la violencia vicaria y cómo afecta a las mujeres?
La violencia vicaria es una forma de violencia de género en la que el agresor utiliza a los hijos para causar daño emocional, psicológico o físico a la madre. Se define como el uso de los hijos e hijas de la víctima como herramientas de control, manipulando su bienestar para dañar a la madre, lo que genera una separación forzada del vínculo materno-filial.
Entre las formas más comunes de violencia vicaria están:
- Retención y sustracción de los menores.
- Maltrato físico o psicológico hacia los hijos para dañar a la madre.
- Manipulación judicial mediante procedimientos falsos, como demandas o acciones dilatorias para evitar que la madre obtenga la custodia.
Este tipo de violencia no solo afecta a las mujeres, sino también a los niños, generando consecuencias psicológicas y emocionales graves.
Ingrid Tapia y el colectivo “Caso 992”
Ingrid Tapia, abogada y activista, es la cara visible del colectivo “Caso 992”. Ella misma ha sido víctima de violencia vicaria, enfrentando años de lucha legal contra su agresor, quien además de maltratarla, utilizó a sus hijos como medio para continuar el ciclo de abuso.
Tapia narró que su exesposo, quien ocupaba cargos públicos, evadió sus responsabilidades durante casi dos décadas. La Fiscalía nunca pudo localizarlo, y el abuso continuó, afectando también a sus tres hijos, quienes fueron objeto de agresión física y psicológica. Esta experiencia personal la motivó a fundar el colectivo “Caso 992”, cuyo objetivo es sensibilizar a la sociedad sobre la violencia vicaria y presionar a las autoridades para que adopten medidas más efectivas para proteger a mujeres y niños.
La denuncia de las mujeres frente a la SCJN
El colectivo «Caso 992» entregó un recurso Amicus Curiae a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pidiendo que se modifiquen los criterios legales que actualmente no protegen a las víctimas de violencia vicaria. Según las manifestantes, estos criterios criminalizan a las madres que intentan proteger a sus hijos y exigen que se les reconozca el derecho a poner a salvo a sus hijos y a ellas mismas sin ser penalizadas.
En palabras de Ingrid Tapia, “llevamos ocho años marchando” y pidiendo un cambio en los criterios judiciales. “Este criterio ha costado la vida de 88,000 niños”, subrayó Tapia, quien considera que el estado mexicano no ha hecho lo suficiente para proteger a las víctimas de esta forma de violencia.
El impacto de la violencia vicaria en la sociedad mexicana
La violencia vicaria afecta no solo a las mujeres directamente involucradas, sino también a toda la sociedad mexicana. Las consecuencias de este tipo de violencia son profundas, no solo en los niños, sino en la estructura familiar y social del país. Además, al no contar con la debida protección por parte de las autoridades, muchas mujeres se ven obligadas a luchar solas en el sistema judicial, mientras siguen enfrentando la violencia psicológica y emocional de sus agresores.El llamado a la justicia de las mujeres en la SCJN no solo busca un cambio legal, sino también una protección real para las madres y los niños que sufren esta violencia.
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