lunes, diciembre 22, 2025

¿Listo Ebrard para Trump? Desafíos con T-MEC, migración y seguridad para México

Con Donald Trump de regreso en la Casa Blanca, México entra en una fase crítica de su relación con Estados Unidos. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, vuelve a desempeñar un rol fundamental como negociador en un momento en el que la diplomacia y la estrategia económica de México se ponen a prueba frente a los amagos de Trump en comercio, migración y seguridad.

Ebrard, un experimentado diplomático que ya lidió con las políticas de Trump durante el sexenio de López Obrador, mantiene el optimismo en su discurso. Sin embargo, ¿qué tan preparada está México para enfrentar lo que promete ser un periodo de desafíos y potenciales conflictos con su principal socio comercial?

Trump y México: un reto constante en migración y seguridad

Durante su anterior mandato, Trump insistió en políticas migratorias agresivas que impactaron directamente a México. La amenaza de deportaciones masivas y las políticas de “tolerancia cero” crearon tensiones en la frontera, lo que obligó a México a asumir roles de control migratorio para reducir los flujos hacia el norte.

Ahora, Trump retoma su discurso de deportación masiva, que impactaría a millones de personas. Pero el verdadero desafío está en las amenazas de Trump de convertir a México en una “frontera vertical”, donde el país absorba toda la presión migratoria sin que estas personas lleguen a la frontera estadounidense. Marcelo Ebrard sabe que este escenario es real y plantea riesgos profundos, tanto a nivel social como económico, pues México podría verse forzado a dedicar recursos para gestionar flujos migratorios mucho mayores de los actuales.

Además, el tema de la seguridad nacional ocupa un lugar prominente. Trump ha declarado abiertamente que los cárteles de narcotráfico mexicanos tienen un poder incontrolable, y ha llegado a plantear la posibilidad de catalogarlos como “grupos terroristas”. Esta declaración abre la puerta a una intervención más directa en el combate al narcotráfico en México, lo cual representa una posible amenaza a la soberanía mexicana. Ante esta retórica, Ebrard y el gobierno mexicano deben ser cautelosos, pues cualquier paso en falso podría desencadenar conflictos internacionales de gran magnitud.

El T-MEC en la mira: aranceles y presión económica

Trump no solo ha amenazado con medidas en seguridad y migración; también ha prometido revisar el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) para endurecer los términos comerciales. Un día antes de las elecciones, Trump amenazó con imponer aranceles del 25% a todas las importaciones desde México, una medida que golpearía sectores estratégicos como la industria automotriz y la agroindustria.

Por tal motivo, Ebrard considera que defender el T-MEC es una prioridad, ya que el tratado es esencial para la economía mexicana. El comercio con Estados Unidos representa una gran porción del PIB mexicano, y las exportaciones hacia el país vecino son clave para mantener millones de empleos. Ebrard ha señalado que el tratado en 2018 fue mucho más difícil de negociar, y ahora, con el T-MEC vigente y funcionando, México puede presumir que tiene una posición más sólida. Sin embargo, el optimismo de Ebrard contrasta con la realidad de que Trump juega fuerte, y cualquier decisión podría tener consecuencias significativas.

Una diplomacia estratégica para tiempos difíciles

La estrategia de Ebrard se basa en lo que él llama «sangre fría e inteligencia». Al comprender los patrones de negociación de Trump, sabe que el republicano suele utilizar una táctica de presión intensa para lograr sus objetivos, muchas veces recurriendo a declaraciones alarmistas. En este contexto, la dupla Ebrard-Juan Ramón de la Fuente, representante permanente de México en la ONU, representa una carta fuerte para México en el ámbito diplomático. Ambos buscan una postura que combine firmeza con un enfoque estratégico que minimice el impacto de las decisiones de Trump sobre México.

Sin embargo, el reto es grande. Trump parece tener más apoyo que nunca en el Congreso estadounidense, y cuenta con un respaldo republicano decidido a seguir su línea dura. México no puede permitirse caer en provocaciones, y debe trazar una estrategia que, sin descartar el diálogo, preserve la estabilidad en la región. Ebrard y De la Fuente serán fundamentales para equilibrar la balanza y asegurar que México no pierda terreno en temas de migración, seguridad y comercio.

El futuro de la relación México-EE. UU. con Trump en el poder

El regreso de Trump promete ser desafiante para la administración de Claudia Sheinbaum y su equipo. La economía mexicana, estrechamente vinculada a la de Estados Unidos, depende en gran medida de una relación estable con su vecino del norte. Por tanto, cada paso debe ser meticuloso y calculado.

La realidad es que Trump regresa con una postura agresiva y poco flexible, y Ebrard tiene frente a sí una tarea monumental: defender los intereses de México en medio de una tormenta diplomática y política que no será fácil de manejar.

¿Será suficiente el optimismo de Ebrard?

El optimismo de Marcelo Ebrard puede ayudar a tranquilizar el ambiente, pero no puede subestimarse el reto que México enfrenta en los próximos años. Trump viene con fuerza y con la intención de imponer su agenda. Ante esto, la dupla Ebrard-De la Fuente deberá recurrir a toda su experiencia diplomática para proteger la economía y seguridad de México, mientras se mantiene la calma y la prudencia necesarias para enfrentar los amagos de Trump. La pregunta sigue en el aire: ¿será suficiente?

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