La violencia en Culiacán, Sinaloa, ha alcanzado niveles sin precedentes tras la captura de Ismael “El Mayo” Zambada en Estados Unidos el 25 de julio pasado. Enfrentados ahora en una lucha interna, Los Chapitos y Los Mayos, facciones del Cártel de Sinaloa, han desatado una serie de conflictos y atentados que mantienen a la región en una espiral de violencia y terror. Sin embargo, según Mike Vigil, exjefe de Operaciones Internacionales de la DEA, los líderes de ambas facciones no se encuentran en la ciudad de Culiacán.
La violencia en Culiacán: ¿quién la controla realmente?
En una reciente entrevista con Infobae México, Vigil aseguró que los cabecillas del Cártel de Sinaloa, entre ellos Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Ismael Zambada Sicairos (“El Mayito Flaco”), Jesús Alfredo Guzmán y Aureliano Guzmán Loera (“El Guano”), operan a distancia, dirigiendo a sus sicarios desde puntos estratégicos fuera de la capital sinaloense. Según el exagente de la DEA, esta estrategia permite a los líderes coordinar la violencia sin exponerse directamente, haciendo más difícil su captura.
“La violencia en Culiacán está siendo orquestada por líderes que no están físicamente ahí”, señaló Vigil. La captura de estos líderes, según él, es crucial para contener la situación. Mientras tanto, las autoridades se enfrentan a una guerra sin una estrategia eficaz, limitándose a patrullajes y redadas que apenas logran frenar temporalmente la violencia.
¿Por qué no se capturan a los cabecillas? Las limitaciones en la estrategia de seguridad
Vigil subraya que la actual estrategia de seguridad, centrada en la captura de sicarios de bajo rango, no tiene un impacto real en el control de la violencia, ya que estos grupos criminales pueden reclutar nuevos integrantes con facilidad. Según Vigil, la captura de líderes es el único camino efectivo para reducir la influencia de estas facciones; sin embargo, los recursos y métodos empleados en México presentan serias limitaciones.
El presupuesto limitado de las fuerzas de seguridad mexicanas, particularmente la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Secretaría de Marina (Semar), dificulta la obtención de inteligencia de calidad. En contraste, agencias como la DEA destinan una considerable cantidad de recursos para pagar informantes, lo cual facilita la localización y captura de criminales de alto perfil en otros países.
“Sin el presupuesto adecuado para inteligencia, las fuerzas de seguridad se ven obligadas a depender de patrullajes que, aunque necesarios, no solucionan el problema de fondo”, explicó Vigil.
Operación en Culiacán: el rol de la Guardia Nacional y la corrupción policial
La Guardia Nacional, en teoría la principal fuerza de combate contra el crimen organizado en Culiacán, enfrenta desafíos internos y externos. Por un lado, su estrategia se ha limitado en gran medida a operativos de presencia, con patrullajes constantes que, aunque necesarios, no disuaden a los sicarios que, al ver retirarse los vehículos oficiales, reanudan sus actividades.
Por otro lado, la corrupción dentro de las fuerzas policiales municipales y estatales, profundamente infiltradas por el narcotráfico, complica aún más la situación en Sinaloa. Vigil explicó que esta corrupción sistémica socava cualquier intento de coordinación entre las autoridades locales y federales, permitiendo a los cárteles operar con relativa libertad y recibiendo advertencias sobre operativos o movimientos importantes.
Extensión de la violencia: el riesgo en otras localidades y estados
El conflicto entre Los Chapitos y Los Mayos ha desbordado las fronteras de Culiacán, extendiéndose a áreas como Guasave, Los Mochis e incluso Durango, donde las facciones buscan dominar rutas de tráfico y zonas estratégicas. La expansión de la violencia preocupa a las autoridades locales y federales, quienes no han logrado una solución a los enfrentamientos.
La violencia no se limita a combates entre sicarios; se extiende a pobladores que sufren secuestros, extorsiones y desplazamientos, una situación que exige soluciones integrales. El propio Vigil indicó que, sin una intervención dirigida a capturar a los líderes que coordinan estas operaciones, “el problema no solo seguirá, sino que podría escalar a una escala nacional”.
La perspectiva del ex-DEA: Inteligencia como clave en la lucha contra el narcotráfico
Vigil, quien tiene una amplia experiencia en el combate al narcotráfico, considera que la inteligencia debe ser el pilar de cualquier estrategia efectiva contra los cárteles en México. La falta de recursos para investigaciones de inteligencia, unida a la limitada cooperación entre agencias y la corrupción en el sistema de justicia, complica la captura de los principales líderes de los cárteles.
Por otro lado, el exagente destacó que se requiere una voluntad política fuerte, respaldada por cooperación internacional, para enfrentar a un cártel tan complejo como el de Sinaloa. Este cártel ha demostrado una capacidad de adaptación impresionante, reorganizándose con rapidez para resistir las medidas de seguridad implementadas en su contra.
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