Un capo, una periodista y una controversia
Poco antes de su captura, Ismael “El Mayo” Zambada, entonces líder del Cártel de Sinaloa, concedió una entrevista exclusiva a la periodista María Scherer Ibarra para la revista Proceso. En un entorno rural de Sinaloa, el capo habló durante ocho horas sobre temas cuidadosamente seleccionados, mostrando una imagen calculada que dejó tantas preguntas como respuestas.
Este encuentro, celebrado como un logro periodístico por algunos y cuestionado por otros, reavivó debates sobre el papel del periodismo en la cobertura del narcotráfico, la legitimación simbólica de los capos y el impacto ético de darles voz en los medios.
La entrevista más difícil de María Scherer
La reunión con “El Mayo” Zambada fue, en palabras de Scherer, “la entrevista más difícil de mi carrera”. Se realizó en una casa modesta de Sinaloa, decorada con elementos que reflejaban tanto contradicciones como control simbólico. Entre los detalles estaba una fotografía de Mahatma Gandhi, un ícono de la no violencia, que contrastaba con la historia delictiva del capo.
Zambada, vestido con ropa sencilla y convaleciente de una lesión, controló cada aspecto del encuentro. Según la periodista, no respondía preguntas que no le interesaban y proyectaba una calma ajena a la posibilidad de su captura.
Revelaciones y mensajes calculados
El capo negó su participación en la producción de fentanilo, alineándose con su narrativa constante de desligarse de esa actividad. Además, expresó apoyo por la política de “abrazos, no balazos” de Andrés Manuel López Obrador, pero reconoció las medidas de combate frontal adoptadas por Felipe Calderón, señalando que “hizo lo que tenía que hacer”.
El debate ético: ¿informar o legitimar?
El encuentro entre Scherer y Zambada desató una ola de debates en círculos periodísticos y académicos. Expertas como Anabel Hernández y María Idalia Gómez ofrecieron perspectivas divergentes sobre la pertinencia y las implicaciones éticas de entrevistar a narcotraficantes activos.
Anabel Hernández: Una muestra de impunidad
Para Hernández, la entrevista evidencia las redes de corrupción y protección que rodean a los capos en México. “Es increíble que las autoridades no supieran dónde estaba,” señaló, destacando la confianza de Zambada para recibir a una periodista en su territorio sin temor a represalias.
Según la autora de Los señores del narco, este tipo de encuentros permiten a los capos construir narrativas favorables, presentándose como figuras tranquilas y controladas.
María Idalia Gómez: ¿Apología del crimen?
Por su parte, Gómez cuestionó la práctica de entrevistar a narcotraficantes, calificándola como una forma de apología del crimen. Argumentó que estas entrevistas pueden reforzar el poder simbólico de los capos y desviaron la atención de problemas estructurales como la corrupción gubernamental.
“Ellos deciden qué contestar y qué imagen proyectar. Al final, todo está calculado,” afirmó Gómez, quien enfatizó la responsabilidad ética de los periodistas en no servir como herramienta de legitimación para figuras criminales.
Zambada, el estratega mediático
“El Mayo” Zambada utilizó la entrevista para reforzar su imagen de líder discreto y calculador. Entre los mensajes que lanzó estuvieron:
- Negar vínculos con el fentanilo, una droga altamente lucrativa pero polémica debido a la crisis de opioides en Estados Unidos.
- Resaltar su sencillez, destacándose como una figura más reflexiva y menos ostentosa en comparación con otros capos del Cártel de Sinaloa.
- Controlar su narrativa, eligiendo cuidadosamente las preguntas que respondía para evitar comprometerse en temas delicados.
La captura y las contradicciones de “El Mayo”
Días después de la entrevista, Zambada fue capturado en un operativo que sorprendió incluso a su círculo cercano. La falta de preparación del capo para este desenlace sugiere que, en efecto, no vio venir su arresto, como indicó Scherer.
El contraste entre su imagen pública y su rol como líder del cártel resalta las contradicciones inherentes al poder criminal. A pesar de su discurso, el impacto de sus acciones en la violencia y el tráfico de drogas sigue siendo devastador para México y otros países.


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