Un socavón de aproximadamente tres metros de profundidad y siete de largo se ha formado en el fraccionamiento Porto Real en Playa del Carmen, revelando una caverna natural directamente bajo una calle residencial y sembrando el pánico entre los vecinos.
La tranquilidad del fraccionamiento Porto Real en Playa del Carmen se ha visto fracturada, literalmente. Un socavón de dimensiones alarmantes, con unos siete metros de largo y tres de profundidad, ha aparecido en la calle Playa de los Cabos, dejando al descubierto una caverna natural que se extiende bajo las viviendas de decenas de familias. Este evento no solo ha generado un temor palpable entre los residentes, sino que también ha puesto sobre la mesa un debate urgente sobre los riesgos del acelerado e, a veces, descontrolado desarrollo inmobiliario en una de las zonas geológicamente más frágiles de México.
El momento del colapso
El colapso del pavimento no fue un evento súbito, sino la culminación de un proceso que los vecinos ya temían. El hundimiento dejó una herida abierta en el asfalto, una ventana a un sistema de cuevas que, hasta ahora, permanecía oculto bajo sus pies. La reacción inmediata fue de incredulidad y miedo. Familias que invirtieron su patrimonio en lo que parecía ser un desarrollo moderno, ahora miran con angustia las grietas y se preguntan si sus hogares serán los próximos en ceder.
La asociación Cenotes Urbanos, junto con los residentes afectados, ha hecho un llamado enérgico tanto a la desarrolladora, Grupo Javer, como a las autoridades municipales y estatales. La demanda es clara: que se obligue a los responsables a realizar un estudio exhaustivo, a implementar un plan de manejo que garantice la seguridad de los habitantes y, al mismo tiempo, preserve el ecosistema subterráneo recién descubierto.
Una fundación frágil: El peligro de construir sobre suelo kárstico
Este incidente no puede ser visto como un hecho aislado o un «desastre natural» impredecible. Es una consecuencia directa y previsible de construir sobre el suelo kárstico que caracteriza a la Península de Yucatán. Esta región es un verdadero «queso gruyere» geológico, horadado por una vasta red de ríos subterráneos, cenotes y cavernas.
Activistas y espeleólogos han documentado y mapeado más de 130 cuevas y cenotes tan solo en la mancha urbana de Playa del Carmen, y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha confirmado la existencia de más de 150 cuevas con vestigios mayas en la zona. La presencia de estos vacíos subterráneos es un hecho conocido y documentado. La pregunta que surge es si los estudios de mecánica de suelos y las regulaciones de construcción fueron lo suficientemente rigurosos o si, en la prisa por desarrollar, se ignoraron las advertencias.
«Tanto los residentes como la asociación Cenotes Urbanos hacen un llamado urgente a la desarrolladora y a las autoridades para que obligue a los responsables a tomar cartas en el asunto, preservar la cueva y establecer un plan de manejo adecuado.» – Cita basada en el sentir de los afectados.
“¿Quién responde?”: Vecinos exigen acción a Grupo Javer
El foco de la indignación de los residentes se dirige a la empresa desarrolladora, Grupo Javer. Los vecinos denuncian que las irregularidades y las quejas sobre la calidad de la infraestructura no son nuevas, con reportes que datan desde la inauguración del fraccionamiento en 2009. Ahora, con una caverna abierta bajo sus casas, la exigencia de rendición de cuentas es más fuerte que nunca.
La situación en Porto Real se convierte en un símbolo de un problema mucho mayor. Recientemente, la Secretaría de Desarrollo Territorial Urbano Sustentable (SEDETUS) del estado informó sobre la detección de 92 presuntos desarrollos inmobiliarios irregulares en Quintana Roo. Este dato sugiere que el caso de Porto Real podría ser la punta del iceberg de un modelo de desarrollo que ha priorizado la expansión rápida sobre la planeación sostenible y la seguridad de los habitantes.
El socavón no solo ha abierto la tierra, sino también un debate crucial sobre el futuro de la Riviera Maya. ¿Se seguirán otorgando permisos de construcción sin una evaluación exhaustiva de los riesgos geológicos? ¿Quién protege el patrimonio de las familias y el frágil ecosistema subterráneo? Mientras los vecinos de Porto Real esperan respuestas, viven sobre un abismo, un recordatorio constante de la fragilidad de su paraíso.


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