La política en México es un terreno lleno de contradicciones, donde las alianzas más inesperadas se convierten en el pan de cada día. El discurso del Presidente López Obrador en 2018 prometió desterrar a «la mafia en el poder», esa élite política que, según él, tenía secuestrada la riqueza del país. Sin embargo, pocos imaginaron que muchos de los protagonistas de ese grupo señalado como corrupto terminarían vistiendo la casaca guinda de Morena, transformados en símbolos de la regeneración política.
De villanos a santos: el curioso caso de los conversos políticos
Durante años, estos políticos fueron considerados responsables de los desfalcos y abusos que indignaron al pueblo mexicano. Gobernadores, exfuncionarios y líderes de partidos opositores vivieron en el ojo del huracán de la crítica. Pero, en un giro inesperado, al entregar sus estados o cambiar de lealtades, fueron absorbidos por el movimiento de la Cuarta Transformación.
El exgobernador de Hidalgo, Omar Fayad, quien alguna vez operó en contra de Morena, hoy es embajador en Noruega. Claudia Pavlovich, exgobernadora de Sonora, señalada por una gestión llena de opacidad, ahora es cónsul en Barcelona. Incluso Carlos Joaquín González, exgobernador de Quintana Roo, ostenta el título de embajador en Canadá.
¿Redención o pragmatismo político?
El fenómeno de estos «conversos políticos» genera dudas legítimas sobre si Morena abraza genuinamente la redención política o si simplemente se trata de una jugada pragmática para garantizar estabilidad y alianzas estratégicas. Muchos de los «santos» de hoy, fueron «demonios» de ayer. El discurso del perdón y la inclusión parece haberse convertido en un eje de Morena para sumar experiencia política, aunque a un alto costo reputacional.
La narrativa oficial: «Todos tienen derecho a cambiar»
Desde Palacio Nacional, el mensaje es claro: los errores del pasado quedan borrados si hoy abrazan el proyecto de nación. Para el Presidente, estos antiguos adversarios han corregido el rumbo. En cambio, para millones de ciudadanos, esta transformación es una muestra de que el poder político en México sigue siendo un juego de máscaras.
Las críticas no se hacen esperar
El repudio de los sectores críticos no es menor. En redes sociales y medios de comunicación, la indignación se hace evidente. Usuarios cuestionan cómo figuras señaladas por corrupción han sido premiadas con cargos diplomáticos o posiciones estratégicas en el gobierno. ¿Qué mensaje se envía al pueblo que votó por un cambio real?
¿Qué sigue para Morena?
La Cuarta Transformación avanza, pero con pasos cada vez más cuestionados. La inclusión de estos personajes podría fortalecer momentáneamente al movimiento, pero a largo plazo, podría fracturar la confianza de una ciudadanía que votó por un cambio profundo, no por un reciclaje político.
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