viernes, diciembre 19, 2025

INEGI revela cómo los jóvenes están rescatando la lectura en México

INEGI confirma que la juventud mexicana impulsa el renacer de la lectura y marca un cambio decisivo para el futuro educativo y cultural del país.

INEGI ofrece en su más reciente registro un retrato poderoso del país: los jóvenes han tomado el liderazgo en la lectura y están transformando silenciosamente la manera en que México se relaciona con el conocimiento. Este nuevo escenario no surge de la nada; tiene detrás el impulso de una generación que ha encontrado en los libros impresos, digitales y en los contenidos en línea una forma de explorar identidades, resolver dudas personales, estudiar, evadirse o incluso sanar.

Al observar los resultados, queda claro que esta tendencia revela más que un hábito: muestra un país que empieza a reconstruir su vínculo cultural a través de nuevas prácticas lectoras que, según las cifras del propio INEGI, abren puertas para replantear la educación, la tecnología y la relación de las familias con el aprendizaje.

La lectura juvenil como espejo de una transformación nacional

La historia que traza INEGI en sus datos parte de un hallazgo contundente: 89.1% de los jóvenes de entre 12 y 24 años leyó al menos un material durante el último año. Más allá del número, su fuerza radica en lo que representa. Estos jóvenes crecieron en un entorno donde la información está a un clic, donde los libros conviven con pantallas y donde la imaginación se mueve entre formatos híbridos. La lectura para ellos no es una obligación escolar; es una extensión natural del mundo que habitan y en el que construyen su identidad.

A lo largo del territorio, el impacto descrito por INEGI tiene un eco profundo. En comunidades urbanas, rurales, tecnológicas o tradicionales, los jóvenes parecen estar marcando un contraste con generaciones anteriores, incluso con aquellas que crecieron rodeadas de bibliotecas físicas. Este quiebre generacional demuestra que la lectura no está muriendo: está mutando, adaptándose y encontrando nuevas rutas para mantenerse viva.

Un contraste marcado entre generaciones

Para entender la relevancia de este movimiento, INEGI ofrece un comparativo revelador. Mientras la población joven se acerca al 90% de lectura, las personas de 25 a 39 años alcanzan cifras menores, y quienes tienen entre 40 y 59 presentan un descenso aún mayor. Finalmente, los adultos mayores muestran hábitos más frágiles. Este comportamiento, lejos de señalar un fracaso generacional, expone la necesidad de repensar políticas de acceso, tecnologías inclusivas y espacios de lectura que consideren las realidades diversas del país.

Las cifras de INEGI permiten comprender la brecha desde un ángulo distinto: no es que los mayores hayan abandonado la lectura, sino que las condiciones sociales y tecnológicas han cambiado a una velocidad que no siempre se acompaña de políticas públicas adecuadas. Mientras tanto, los jóvenes navegan con naturalidad en entornos digitales que facilitan su acceso al contenido, ampliando el universo lector.

La escuela como detonante de una cultura lectora sostenida

Los resultados recogidos por INEGI también señalan un factor clave: la escuela sigue siendo el motor que impulsa la lectura. Esta institución, criticada frecuentemente por sus carencias estructurales, demuestra en este caso una fortaleza indiscutible. La relación entre asistencia escolar y lectura es directa y poderosa, y sugiere que los programas educativos pueden mejorar aún más si integran estrategias que dialoguen con los nuevos hábitos digitales.

Al observar los números, la conclusión es evidente: cuando las y los jóvenes están en contacto con espacios de aprendizaje, la lectura florece. La pregunta es cómo replicar esta semilla en quienes ya no estudian y requieren acceso sencillo, estimulante y significativo a distintas formas de lectura.

Diversidad de formatos: una nueva ecología lectora

INEGI demuestra que la lectura hoy tiene múltiples rostros. No solo se trata de libros impresos, sino de novelas digitales, cuentos en plataformas móviles, poesía en redes sociales, artículos en blogs y páginas web, así como foros donde millones de personas comparten análisis, ideas y recomendaciones. Esta diversidad expande el entendimiento de qué significa leer en un país donde la tecnología cada vez se integra más a la vida cotidiana.

Las cifras presentadas por INEGI revelan que el libro impreso sigue siendo un pilar cultural, pero también muestran que los contenidos digitales avanzan con fuerza. Este equilibrio invita a repensar bibliotecas públicas, programas de acceso, plataformas de lectura y proyectos comunitarios basados en herramientas tecnológicas accesibles para todas las edades.

El poder del hábito lector como motor de cambio social

Más allá de los porcentajes, INEGI deja entrever una narrativa importante: donde hay lectura, hay transformación. Los jóvenes que hoy toman un libro, una tableta o un sitio web son los adultos que mañana construirán políticas, emprendimientos, investigaciones, familias y comunidades. Un país que lee tiene más herramientas para comprenderse, debatirse y reconstruirse.

La lectura no es un simple entretenimiento; es una forma de crear ciudadanos críticos y sensibles. Frente a un panorama social complejo, los datos de INEGI representan una oportunidad invaluable para fortalecer alianzas entre escuelas, bibliotecas, familias, gobiernos y comunidades digitales.

Una oportunidad para nuevas políticas públicas

El potencial descrito por INEGI no solo debe reconocerse: debe convertirse en acción. Si los jóvenes están leyendo, entonces el país tiene la oportunidad de diseñar programas que acompañen esta tendencia. Espacios públicos renovados, plataformas de contenido gratuito, campañas comunitarias, ferias itinerantes y programas para adultos mayores pueden formar parte de un nuevo ecosistema cultural.

Lo expuesto por INEGI también abre la posibilidad de integrar la lectura a programas de bienestar emocional, inclusión digital y formación docente. En un país donde la desigualdad educativa persiste, fortalecer el hábito lector es una forma de reducir brechas históricas.

Giovanna Cancino
Giovanna Cancino
Giovanna Cancino es una experimentada profesional de la comunicación, Licenciada en Ciencias y Técnicas de la Comunicación. Con más de una década de trayectoria en medios impresos y digitales, se ha consolidado como reportera y editora. Su profundo conocimiento se refleja en sus colaboraciones en la sección deportiva 'Sport Judge', así como en las importantes secciones Nacional e Internacional, asegurando una cobertura fiable y relevante para nuestros lectores.
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