El Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) anunció el miércoles un paquete de medidas regulatorias destinadas al Agente Económico Preponderante en Telecomunicaciones (AEP-T), representado por América Móvil (AMX). Con estas acciones, el IFT responde a la necesidad de crear un mercado más equilibrado en un sector donde la concentración ha dificultado la competencia efectiva. Sin embargo, el debate se centra en una pregunta: ¿serán estas disposiciones suficientes para cambiar el escenario?
Un llamado a la competencia: demandas de transparencia y equidad en el mercado
Desde la consulta pública de abril, los operadores y competidores de menor tamaño en el sector de las telecomunicaciones han exigido medidas estrictas contra prácticas anticompetitivas. Entre sus demandas, destacaban la necesidad de transparencia en las tarifas y una mejor regulación de los precios on-net y off-net para garantizar que todas las empresas puedan competir en igualdad de condiciones.
En este sentido, el IFT ha introducido disposiciones como el desbloqueo de equipos terminales y la eliminación de plazos forzosos en los contratos, una práctica que permitía retener a los usuarios sin opciones para cambiar de operador. Además, el nuevo marco evita que América Móvil contacte a los usuarios que se han portado a otro operador durante los primeros 60 días, protegiendo la libertad de los consumidores en sus decisiones.
Medidas anunciadas: pasos hacia la transparencia y acceso equitativo
La regulación también incluye mejoras en el acceso de otros operadores a los servicios mayoristas y los canales de distribución controlados por el AEP-T. Con esto, se busca nivelar las oportunidades en el mercado. Estas medidas van acompañadas de pruebas de replicabilidad económica que ayudarán a verificar si los precios que América Móvil ofrece a sus competidores permiten a estos últimos replicar sus servicios y ser competitivos.
No obstante, aunque estos esfuerzos representan avances, el efecto será probablemente limitado. La regulación permite mayor monitoreo del cumplimiento de estas medidas por parte del AEP-T, pero el control del mercado por América Móvil sigue siendo sólido, y con ello, el desequilibrio de poder en el sector.
¿La última oportunidad del IFT? La alternativa de la separación estructural
El mercado mexicano de telecomunicaciones enfrenta un dilema que muchos países han resuelto con una separación estructural de los actores más grandes. En mercados como el de Reino Unido y Australia, esta práctica ha demostrado que dividir a los gigantes de las telecomunicaciones en entidades separadas para infraestructura y servicios permite crear condiciones de competencia genuinas.
América Móvil continúa dominando el sector con una participación significativa, lo que afecta la capacidad de otros operadores para crecer en igualdad de condiciones. A pesar de los esfuerzos del IFT, el problema de concentración sigue sin solución. La separación estructural de AMX —una medida radical y complicada políticamente— es vista por expertos como la única vía para reconfigurar el mercado. Sin ella, el futuro de las telecomunicaciones en México parece destinado a prolongar el control de América Móvil.
La omisión de un cambio estructural y sus consecuencias a largo plazo
La decisión del IFT de no optar por una reforma estructural de fondo en su última oportunidad para regular a América Móvil deja una sensación de oportunidad perdida. Estas nuevas medidas, aunque válidas, difícilmente reducirán el control dominante de AMX de manera significativa, y si bien algunas prácticas anticompetitivas pueden cesar temporalmente, el mercado difícilmente verá un cambio profundo.
La historia juzgará al IFT por lo que no se atrevió a hacer en este momento clave. En lugar de una separación estructural, ha optado por reformas graduales, dejando el mercado con regulaciones que probablemente sólo mitigarán, sin resolver, los problemas de concentración.
¿Qué sigue para el sector de telecomunicaciones en México?
La desaparición del IFT se encuentra cerca, lo que limita las posibilidades de futuras reformas. Las nuevas medidas implementadas podrían mejorar el acceso a servicios mayoristas para los competidores, pero sin la separación de AMX, el mercado mexicano continuará concentrado y sin cambios significativos a corto plazo.
La transición hacia una verdadera competencia en telecomunicaciones en México sigue siendo incierta, y el futuro del sector dependerá de la voluntad de los reguladores que asuman el liderazgo en el ámbito de las telecomunicaciones.
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