En la madrugada del martes, un operativo de emergencia movilizó a cuerpos de seguridad y protección civil en la alcaldía Miguel Hidalgo, Ciudad de México. Lo que parecía ser una purificadora de agua resultó ser una fachada para almacenar 4 mil litros de diesel robado. En el lugar, las autoridades también detectaron una toma clandestina activa, lo que pone de relieve el aumento preocupante de este delito en la capital.
Mauricio Tabe, alcalde de Miguel Hidalgo, junto con la secretaria de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, Myriam Urzúa, atendieron el caso. Sin embargo, el tema del huachicol sigue siendo un asunto federal, bajo la responsabilidad de Petróleos Mexicanos (Pemex).
De zonas rurales a la ciudad: la nueva cara del huachicol
El huachicol —robo y venta ilegal de combustible— ha dejado de ser un fenómeno limitado a áreas rurales o zonas específicas del país como Puebla y Guanajuato. Ahora, la Ciudad de México enfrenta un aumento en tomas clandestinas y bodegas de almacenamiento, convirtiéndose en un nuevo foco delictivo.
Según expertos, el alto valor del diesel y la gasolina en el mercado negro, sumado a la densidad urbana, hace que la CDMX sea un lugar atractivo para los grupos delictivos. Este delito no solo afecta las finanzas de Pemex, sino que pone en riesgo la seguridad ciudadana, con amenazas como fugas, explosiones y contaminación ambiental.
La batalla en alcaldías clave: un esfuerzo local contra un problema nacional
Aunque el combate al huachicol es competencia federal, alcaldías como Miguel Hidalgo han reforzado su vigilancia local. Casos recientes en Iztapalapa, Azcapotzalco y Tlalpan también muestran que el robo de combustible ha llegado a casi todas las zonas de la ciudad.
En este contexto, destaca el esfuerzo de alcaldes como Mauricio Tabe, quien señaló que trabajarán para denunciar y erradicar estas actividades. Sin embargo, persiste la pregunta: ¿Es suficiente la acción local frente a un problema con raíces nacionales?
Iztapalapa: alcohol, armas y fiestas decembrinas
Mientras tanto, en Iztapalapa, otra alcaldía con altos índices de violencia, la alcaldesa Aleida Alavez lanzó una campaña preventiva para las fiestas decembrinas: “Ponche sin piquete”. La iniciativa busca evitar delitos vinculados con el consumo de alcohol y armas de fuego en eventos masivos, como posadas y fiestas patronales.
La alcaldesa también ha comenzado el cierre de “chelerías” y puntos de venta clandestinos de alcohol, haciendo un llamado a los ciudadanos para que disfruten de las festividades sin incurrir en excesos que deriven en riesgos sociales.
Políticos y la lucha por mantenerse relevantes
En otro ámbito, destacan casos como el de Carlos Sánchez Sánchez, exlíder del Partido del Trabajo (PT) en el Estado de México, quien ahora busca dirigir el Órgano Superior de Fiscalización (OSFEM). Sánchez, quien pasó de ser figura clave en el PT a militante de Morena, intenta encontrar su lugar en el ámbito de la rendición de cuentas y transparencia.
Su trayectoria refleja una tendencia común entre políticos: evitar el “error” de vivir fuera del presupuesto. Para muchos, mantenerse en cargos públicos no solo garantiza estabilidad económica, sino también relevancia política.
Un panorama complejo con retos nacionales y locales
El aumento de casos de huachicol en la CDMX, junto con los problemas asociados al alcohol y la seguridad en las alcaldías, subraya la necesidad de acciones conjuntas entre autoridades locales y federales. La solución no solo pasa por redoblar esfuerzos en materia de vigilancia, sino también por invertir en campañas de prevención, fortalecer la rendición de cuentas y promover la colaboración interinstitucional.
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