El Ayuntamiento de Zapopan ha desatado un intenso debate al impulsar una política pública para restringir el uso de teléfonos inteligentes y redes sociales en las escuelas, una medida que busca combatir lo que denominan una «crisis de salud mental juvenil».
Una pregunta fundamental sobre la crianza en la era digital se ha convertido en el centro de una controvertida política pública en Zapopan, Jalisco: ¿A qué edad deben los niños tener su primer smartphone? El gobierno municipal, en colaboración con la asociación civil «No es Momento», está promoviendo un acuerdo social para retrasar la entrega de teléfonos inteligentes a menores hasta, por lo menos, los 14 años, y el acceso a redes sociales hasta los 16 años.
La iniciativa no es una prohibición impuesta por decreto, sino un llamado a la acción colectiva de padres de familia, escuelas y la sociedad en general para proteger a niños y adolescentes de los peligros documentados del mundo digital. La propuesta ha encendido un debate que resuena en miles de hogares, enfrentando la necesidad de comunicación con los crecientes temores sobre el impacto de la tecnología en el desarrollo infantil.
Las Razones Detrás de la Propuesta: Una «Crisis de Salud Mental»
Los impulsores de la medida argumentan que no se trata de una cuestión de comodidad, sino de salud pública. Lucía López, integrante de «No es Momento», fue contundente al señalar la existencia de una «crisis de salud mental juvenil que no podemos ignorar».
Según la organización, desde 2010 se ha observado un alarmante incremento en las tasas de ansiedad, depresión, autolesiones y suicidio entre niños y adolescentes, una tendencia que correlacionan con la masificación de los smartphones y las redes sociales. Las cifras respaldan su preocupación:
* En México, 7 de cada 10 niñas y niños tienen cuentas en redes sociales.
* Un 20% de los usuarios de internet mayores de 12 años han sido víctimas de ciberacoso.
«Promovemos que las escuelas estén libres de teléfonos inteligentes y que nuestros niños, niñas y adolescentes tengan más libertad y responsabilidad en el mundo físico», declaró Lucía López, de la A.C. «No es Momento».
Un Debate con Múltiples Aristas: De la Salud Mental al Crimen Organizado
La propuesta de Zapopan, centrada en la salud mental, se enmarca en una discusión aún más amplia y ominosa a nivel estatal. En Jalisco, se ha llegado a proponer la prohibición de celulares en las aulas por una razón diferente y más alarmante: evitar el reclutamiento forzado de menores por parte del crimen organizado.
Esta doble amenaza —el impacto psicológico y el peligro criminal— añade capas de complejidad al debate. Por un lado, están los padres que ven en el celular una herramienta indispensable de seguridad para mantenerse en contacto con sus hijos. Por otro, están quienes lo ven como una puerta de entrada a peligros que van desde el bullying hasta el contacto con depredadores o reclutadores.
La iniciativa de Zapopan, aunque enfocada en la persuasión y no en la prohibición total, ya está generando una profunda reflexión. Se busca que las escuelas, tanto públicas como privadas, se conviertan en «zonas libres de smartphones», fomentando la interacción cara a cara y el desarrollo de habilidades sociales sin la mediación constante de una pantalla. El debate está servido, y su resultado podría sentar un precedente para el resto del país.


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