Durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, la creación de la Guardia Nacional marcó un antes y un después en la estrategia de seguridad pública. Con objetivos claros como salvaguardar la vida, garantizar el orden público y colaborar con entidades federativas, esta institución busca devolver la paz social a un México marcado por desafíos en seguridad.
Ulrich Richter reveló su experiencia directa con la Guardia Nacional, como parte del proceso para elegir al próximo Fiscal General de Justicia de la Ciudad de México.
Un proceso riguroso: experiencia en las evaluaciones de confianza
Primera impresión: disciplina y respeto
Desde su llegada a las instalaciones de la Guardia Nacional, notó que esta institución opera con un nivel de disciplina y profesionalismo ejemplar.
- Uniformes impecables: Cada integrante mostraba una imagen pulcra y profesional.
- Trato empático: A pesar de mantener una estricta disciplina, el personal fue amable y respetuoso con todos los participantes.
El ambiente reflejaba la seriedad con la que se toman su labor, tanto en su interacción con los ciudadanos como en el desarrollo de sus tareas.
Evaluaciones: un sistema eficiente y respetuoso
Las evaluaciones a las que fue sometido fueron rigurosas y bien estructuradas, abarcando diferentes áreas para asegurar la idoneidad de los candidatos:
- Duración: 25 horas repartidas en dos días de pruebas intensivas.
- Áreas evaluadas:
- Médica: Verificación exhaustiva de la salud física.
- Psicológica: Pruebas para evaluar estabilidad emocional y capacidad de manejo bajo presión.
- Sociológica: Análisis de contextos y valores éticos.
- Investigaciones de antecedentes: Examen minucioso de trayectoria personal y profesional.
A lo largo del proceso, el respeto a los derechos humanos fue evidente, demostrando que el rigor no está reñido con la dignidad.
Una lección de eficiencia institucional
Funcionamiento impecable
La experiencia con la Guardia Nacional dejó claro que esta institución opera como un reloj bien sincronizado, donde cada detalle es cuidado con precisión. Esto incluye:
- La coordinación entre los diferentes especialistas involucrados.
- El cumplimiento puntual de horarios y procedimientos.
- La claridad en las instrucciones para los aspirantes.
En un país donde la percepción de las instituciones públicas a menudo está marcada por la burocracia y la ineficiencia, la Guardia Nacional destaca como un ejemplo de lo que puede lograrse con disciplina y capacitación.
La importancia de ampliar estos estándares
La experiencia me lleva a reflexionar sobre cómo estas evaluaciones de confianza podrían aplicarse a servidores públicos de alto nivel que no necesariamente ocupan cargos relacionados con seguridad pública o justicia.
- ¿Por qué limitar las evaluaciones? Extender estas pruebas a funcionarios de todos los sectores garantizaría que quienes ocupan posiciones de liderazgo estén a la altura de las responsabilidades que implica servir a México.
- Beneficio para México: Institucionalizar este tipo de prácticas podría elevar la confianza ciudadana en el gobierno y fomentar un mayor compromiso con la ética y la transparencia.
Un modelo digno de replicar
La Guardia Nacional demuestra que disciplina, eficiencia y empatía pueden coexistir en una institución de seguridad pública. Su funcionamiento impecable no solo es motivo de orgullo, sino también un modelo que otras instituciones deberían adoptar.
La seguridad y la justicia no solo dependen de recursos y estrategias, sino también de la calidad humana y profesional de quienes las ejecutan. Mi experiencia con la Guardia Nacional reafirma que México cuenta con una base sólida para avanzar en estos temas críticos.
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