La tensión social en la Ciudad de México ha llegado a un punto de ebullición. Las protestas contra la gentrificación y el aumento de rentas han escalado con actos de vandalismo y consignas xenófobas, lo que ha provocado una alerta de seguridad de la Embajada de EUA.
Lo que comenzó como un reclamo legítimo por el derecho a la vivienda en la Ciudad de México se ha transformado en un preocupante estallido de ira social con tintes xenófobos. Las protestas contra la gentrificación en colonias céntricas como Roma y Condesa han escalado en intensidad, registrando actos de vandalismo y agresiones verbales contra personas percibidas como extranjeras, una situación que ha encendido las alarmas del gobierno de Estados Unidos.
La manifestación más reciente, que congregó a cientos de personas, dejó imágenes impactantes: vidrios de negocios rotos, pintas con frases como «Get out of Mexico» (Fuera de México) y la escalofriante consigna «Kill a gringo» (Mata a un gringo). Estos actos han marcado un punto de inflexión, llevando el descontento de un problema económico a un peligroso terreno de confrontación social.
La Alerta de la Embajada de EUA
La gravedad de los hechos forzó a la Embajada de Estados Unidos en México a emitir una alerta de seguridad el pasado 19 de julio. En ella, advierte a sus ciudadanos sobre nuevas manifestaciones planeadas, específicamente en la zona de Tlalpan, y recuerda los incidentes violentos de la protesta del 4 de julio en Roma y Condesa, donde se lanzaron piedras a supuestos extranjeros.
La alerta va más allá de una simple recomendación de precaución. Subraya un punto legal crucial que muchos extranjeros desconocen: la ley mexicana prohíbe estrictamente la participación de ciudadanos de otros países en actividades políticas, lo que incluye manifestaciones. La consecuencia de hacerlo puede ser la detención o incluso la deportación.
El Origen del Conflicto: Una Política Gubernamental en la Mira
La raíz de esta explosión social parece estar directamente conectada con una política gubernamental específica. En 2022, el gobierno de la Ciudad de México, entonces encabezado por Claudia Sheinbaum, firmó un acuerdo con la plataforma Airbnb y la UNESCO para promover la capital como un «centro global para nómadas digitales».
Si bien la intención era atraer divisas y reactivar la economía, la consecuencia no deseada fue un aumento exponencial en la demanda de alquileres de corta y larga estancia en zonas atractivas para los extranjeros. Esto disparó los precios, desplazando a los residentes locales que, con salarios en pesos, no pueden competir. Según activistas, los costos de vivienda han aumentado un 286% desde 2005, mientras que los salarios reales han disminuido.
«No estamos en contra de la migración, que es un derecho humano. Estamos en contra de la violencia como modelo de gobierno». – Declaración de un activista del Frente Anti Gentrificación Mx, citado en reportes.
De la Crisis Económica a la Xenofobia
El fenómeno es preocupante porque demuestra cómo una crisis económica —la falta de vivienda asequible— puede mutar en un conflicto cultural y nacionalista. El «extranjero» o «gringo» se convierte en el rostro visible y el chivo expiatorio de un problema sistémico complejo, canalizando la frustración económica hacia la xenofobia.
Mientras el gobierno de la ciudad, ahora bajo el mando de Clara Brugada, intenta responder con planes de control de rentas, la tensión en las calles es un recordatorio palpable de que las políticas económicas tienen consecuencias sociales profundas y, a veces, explosivas. La pregunta ahora es si las autoridades podrán calmar las aguas antes de que la violencia escale aún más.
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