Cansancio extremo y enfermedades frenan la caravana
El éxodo migrante conocido como “Por la Libertad” decidió suspender su avance este sábado y descansar en el municipio de Escuintla, Chiapas, tras varios días de caminatas de hasta diez horas diarias desde su salida de Tapachula el pasado 1° de octubre.
Los organizadores y participantes señalaron que el cansancio y las enfermedades, especialmente entre mujeres y niños, han hecho imposible continuar la travesía.
Una de las situaciones más graves fue la de una mujer cubana que sufrió una hemorragia vaginal durante el trayecto. Sus compañeros improvisaron un traslado en triciclo hasta Escuintla, donde fue atendida por paramédicos locales.
“Le pedimos a la Presidenta que nos ayude, que nos den papeles, hay infantes padeciendo en esta caravana. Las ambulancias no nos ayudan, solo nos dicen que nos regresarán a Tapachula”, relató un migrante cubano identificado como Ernaldo.
Peticiones de ayuda y denuncias de abandono
Los migrantes —provenientes principalmente de Cuba, Haití, Venezuela, Brasil, Ecuador y Colombia— reiteraron su petición al gobierno mexicano de otorgarles documentos que les permitan una estancia legal y la posibilidad de trabajar.
“No somos delincuentes. Todos los que estamos aquí somos personas honestas, trabajadoras, que salimos del régimen totalitario de nuestros países”, aseguró otro de los participantes.
Algunos migrantes relataron haber sido víctimas de fraudes en Tapachula mientras esperaban respuesta de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR).
Una mujer cubana mostró una visa humanitaria falsa, por la que pagó tres mil pesos a un supuesto abogado. “Con esto no puedo llegar a ningún lado, es una estafa. Vendí mi casa en Cuba para venir y ahora no tengo dinero ni papeles”, lamentó.
Una travesía marcada por la desesperación
El grupo, integrado por cientos de personas, ha recorrido más de 60 kilómetros desde Tapachula bajo temperaturas extremas y condiciones de hacinamiento.
Aunque su objetivo inicial era avanzar hacia el norte del país, muchos migrantes aseguraron que ya no buscan llegar a Estados Unidos, debido al endurecimiento de las políticas migratorias del presidente Donald Trump.
En su lugar, aspiran a alcanzar ciudades mexicanas como Monterrey o Ciudad de México, donde esperan encontrar empleos mejor remunerados y oportunidades de regularización.
“Solo pedimos un documento para poder movernos y trabajar. No queremos causar problemas, queremos contribuir a la economía de México”, expresó una madre venezolana mientras cuidaba a su hijo enfermo.
México, entre la ayuda humanitaria y la presión internacional
Las autoridades mexicanas han mantenido una postura de control y contención migratoria, reforzada por los acuerdos bilaterales con Estados Unidos.
Sin embargo, las imágenes de familias agotadas, enfermas y durmiendo al aire libre en Chiapas han generado llamados de organismos humanitarios para que se brinde asistencia médica, agua potable y alimentos a los integrantes del éxodo.
La caravana “Por la Libertad”, que partió con la esperanza de dejar atrás la violencia y la pobreza, enfrenta ahora una dura realidad: sin documentos, sin recursos y con la salud deteriorada, muchos de sus miembros deben decidir entre regresar o seguir adelante a pesar del riesgo.


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