A solo tres semanas de concluir su mandato, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, revive una de sus viejas banderas: la salida del pacto fiscal. La propuesta, que podría parecer una maniobra política audaz, se ha interpretado más como una estrategia propagandística que busca mantenerlo en el radar político nacional.
Sin embargo, esta no es la primera vez que Alfaro utiliza declaraciones polémicas o iniciativas rimbombantes para llamar la atención. A lo largo de su administración, el gobernador de Movimiento Ciudadano (MC) acumuló una larga lista de promesas incumplidas, contradicciones y conflictos que marcaron su estilo de gobierno.
Pacto fiscal: la última bravuconada de Alfaro
El anuncio de buscar que Jalisco maneje su propia recaudación fiscal llegó acompañado de críticas desde el gobierno federal. La Presidenta, en un tono directo, desestimó la propuesta diciendo:
“Hay que ver qué dice el nuevo gobernador”.
La respuesta refleja la debilidad de esta propuesta, que parece más un recurso para reforzar su imagen que una solución práctica. Para muchos, este acto simboliza el fracaso recurrente de Alfaro en cumplir con las expectativas que él mismo generó.
Promesas incumplidas y contradicciones en Jalisco
El legado de Enrique Alfaro está lleno de proyectos fallidos y decisiones que generaron descontento social. Estas son algunas de las promesas más emblemáticas que quedaron en el aire:
- Refundación de Jalisco: Prometió transformar el estado, pero lo que dejó fue el dominio de los cárteles inmobiliarios y una sociedad más polarizada.
- Seguridad para los jóvenes: Su gobierno enfrentó una crisis tras la desaparición de decenas de jóvenes y el asesinato de Giovanni López, donde agentes estatales estuvieron implicados.
- Lucha contra la corrupción: Aunque prometió transparencia, su administración fue señalada por asignaciones opacas de contratos y manejos irregulares en obras públicas.
- Apoyo a las familias de desaparecidos: En lugar de solidaridad, Alfaro respondió con represión a las manifestaciones y tardó en escuchar sus demandas.
Un gobernante que desmovilizó la crítica
Alfaro se presentó como un líder tolerante, pero en la práctica se dedicó a desarticular la oposición y deslegitimar a la crítica. Mientras en el discurso se posicionaba como defensor de la libertad de expresión, en los hechos:
- Denostó a periodistas y chantajeó a medios con contratos de publicidad.
- Acusó a la oposición de no tener propuestas y menospreció a las organizaciones civiles.
- Se confrontó con sectores académicos, reduciendo su papel como actores críticos.
Estas acciones crearon un clima de hostilidad hacia la crítica, alejándolo de los valores democráticos que alguna vez prometió defender.
Futbolista frustrado y su próximo destino
Con el fin de su administración, Alfaro ya planea su futuro: viajará a España para estudiar en la escuela de entrenadores del Real Madrid. Este movimiento ha sido interpretado como un intento de alejarse del escrutinio público y reorientar su vida tras una administración que dejó a Jalisco con una deuda 63% mayor a la que recibió y un legado político en entredicho.
¿Qué queda para Jalisco?
El fin del mandato de Enrique Alfaro deja un estado marcado por:
- Instituciones cooptadas: Desde el Sistema Anticorrupción hasta el Poder Judicial, varios organismos clave fueron dominados por intereses políticos.
- Deudas sociales: La represión de movimientos sociales y el manejo polémico de las desapariciones forzadas generan desconfianza en las autoridades.
- Promesas incumplidas: Desde la “refundación” hasta la «tolerancia», muchas de las metas planteadas quedaron como meros slogans.
El nuevo gobernador enfrentará el reto de reconstruir la confianza ciudadana y abordar los problemas estructurales que Alfaro deja sin resolver.
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