La visión de un país que quiere correr a la velocidad de la IA
La mañana del foro sobre inteligencia artificial en Ciudad de México parecía una más, pero la expectativa en el auditorio era distinta. Los asistentes no iban a escuchar cifras ni discursos técnicos: iban a presenciar la visión de un país que se enfrenta al reto más grande desde la llegada del ferrocarril. Marcelo Ebrard Casaubon subió al estrado con la convicción de quien sabe que el tiempo para actuar es corto y el impacto será determinante.
Frente a académicos, emprendedores y funcionarios, el secretario de Economía aseguró que la IA no es un lujo ni un riesgo, sino el eje que definirá el futuro económico de México. Su voz resonó con un mensaje claro: la revolución tecnológica no va a esperar a nadie, y México no puede quedarse atrás.
En su intervención, recordó el lugar 17 que ocupa el país en el Índice de Complejidad Económica de Harvard, un indicador que señala el potencial industrial basado en conocimiento. «Si estamos preparados podemos competir», insistió. Era una invitación, pero también una advertencia: el talento está, falta ordenarlo y multiplicarlo.
Un país que ya tiene talento, pero necesita un nuevo lenguaje
Ebrard habló con la seguridad de quien ha estudiado este fenómeno desde sus raíces. Con más de 6 millones de jóvenes en universidades y centros tecnológicos, México tiene una reserva de talento que muchos países envidiarían. Sin embargo, para aprovecharla, se requiere entender la IA como lo que es: un nuevo idioma global.
La metáfora no fue casual. Como cuando México se planteó alfabetizar a todo un país a principios del siglo XX, hoy el reto es enseñar a millones a hablar el lenguaje de la inteligencia artificial. La comparación sacudió al auditorio: no se trataba de un software, sino de una habilidad que definirá oportunidades laborales, investigación, industria, comercio y competitividad.
Por eso, el trabajo conjunto con la Secretaría de Educación Pública será uno de los pilares. Capacitar a esta generación no es solo una intención, sino una urgencia. Y el mensaje resonó con fuerza: el país está a tiempo, pero no por mucho.
Desmontar mitos: la IA no está destruyendo empleos
Entre los murmullos del foro era evidente que uno de los grandes miedos de la población sigue siendo el mismo: “la IA va a reemplazar a los trabajadores”. Ebrard no evadió el tema. Al contrario, lo enfrentó con datos y análisis propios.
Recordó una nota que circuló en Estados Unidos sobre empleos supuestamente perdidos por inteligencia artificial. “Hicimos el análisis y no es así”, afirmó Ebrard. Y con ello dejó ver lo que muchos temen aceptar: la IA no es el problema. El problema son las narrativas alarmistas que confunden causas laborales estructurales con avances tecnológicos.
El secretario explicó que, en realidad, la digitalización puede abrir puertas a pequeñas y medianas empresas mediante plataformas accesibles. En dos años, aseguró Ebrard, la IA será una herramienta cotidiana para los negocios que hoy ni siquiera imaginan ese salto.
Un laboratorio nacional para conectar academia, startups y sector privado
El auditorio cambió de energía cuando Ebrard anunció la consolidación del Laboratorio Nacional de Inteligencia Artificial. No se trataba de un proyecto aislado, sino de un ecosistema. Un espacio donde investigadores, startups, corporativos y gobierno trabajarán al mismo ritmo, compartiendo datos, metodologías y desarrollos.
“Ya tenemos un grupo de trabajo porque así nos lo pidió la Presidenta”, compartió. El mensaje era contundente: la ruta está marcada desde arriba. La IA es parte del proyecto nacional y no una moda pasajera.
El laboratorio pretende generar soluciones reales, desde algoritmos hasta modelos educativos, pasando por aplicaciones industriales y herramientas para pymes. Es la clase de infraestructura que, si se consolida, puede cambiar el rumbo de un país completo.
América Latina empieza a hablar su propio idioma digital
México no está solo en esta carrera. Ebrard celebró iniciativas en Brasil y Chile para crear lenguajes propios de IA. En un mundo donde las tensiones geopolíticas crecen, depender de algoritmos extranjeros ya no es suficiente. América Latina necesita una voz digital propia.
La afirmación tocó un tema sensible: la soberanía de los datos. Y aunque parece contradictorio, dijo el secretario, se puede ser global y soberano al mismo tiempo. Lo importante es diseñar una política nacional clara, transparente y ética.
Innovadores que inspiran el futuro
Cuando Ebrard habló de un joven emprendedor de León, creador de una aplicación que ya consiguió inversión, los aplausos surgieron solos. Era una prueba viva de lo que México puede producir si se le da la oportunidad.
Ese ejemplo sirvió para introducir uno de los puntos que más entusiasmaron al público: la invitación al STS Forum en Cuernavaca. Un evento global donde startups, fondos de inversión y expertos internacionales compartirán experiencias el 4 y 5 de diciembre.
“Vienen ponentes muy interesantes”, prometió Ebrard. La comunidad mexicana parecía lista. Y se notaba.
El futuro se decide hoy, no en 2030
Para Ebrard, no hay duda: el gobierno tiene la responsabilidad de impulsar un cambio profundo antes de que termine esta década. Un cambio equivalente al impacto que tuvo el ferrocarril hace dos siglos. No es una comparación ligera. Es una advertencia histórica.
“El secretario de Economía tiene que estar en esto”, afirmó. Una frase que marcó el cierre de su discurso y encapsuló el mensaje principal: la IA no es un tema técnico, sino económico, social y estratégico.
México puede convertirse en líder regional si actúa hoy. Si no, quedará viendo pasar un tren que ya no volverá.


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