La inseguridad en Sinaloa ha alcanzado niveles insostenibles. En Culiacán, la población vive con miedo, los negocios cierran antes de que anochezca y la sensación de impunidad es total. Como bien dijo Philip Kotler, un lugar debe ser vivible, visitable e invertible. Hoy, Sinaloa ha perdido esas tres cualidades: vivir en Culiacán es peligroso, visitarlo es un riesgo y las inversiones están huyendo.
Los sinaloenses se enfrentan a dos realidades:
- Un crimen organizado que se fortalece y opera con total impunidad.
- Una sociedad que se siente abandonada y traicionada por sus gobernantes.
La crisis de seguridad es solo un reflejo de años de omisión, corrupción y complicidad de las autoridades. Mientras los cárteles han tomado el control del territorio, el gobierno parece más preocupado en negar la realidad que en enfrentarla.
Culiacán: entre dos facciones del crimen organizado
La guerra interna en el Cártel de Sinaloa entre “Los Chapitos” y “La Mayiza” ha sumido al estado en un caos aún mayor. En lugar de aprovechar esta división para retomar el control, el gobierno ha permanecido pasivo, sin estrategia clara y sin voluntad política para actuar.
El Estado tiene la fuerza para derrotar a la mafia, pero la pregunta es:
- ¿Tiene la voluntad para hacerlo?
- ¿Cuenta con la estrategia para recuperar el control?
Italia lo logró con el juez Giovanni Falcone, quien impulsó una ofensiva contra la mafia siciliana. Sinaloa necesita su propio “juez Falcone”, alguien que con determinación, valentía y estrategia enfrente de una vez por todas al crimen organizado.
Rubén Rocha Moya: ¿parte de la solución o del problema?
Desde que Rubén Rocha Moya asumió la gubernatura en 2021, la violencia ha ido en aumento. Su mayor pecado fue llegar al poder con el apoyo del crimen organizado, lo que ha generado la percepción de que no gobierna para la ciudadanía, sino para quienes lo ayudaron a ganar la elección.
Los principales errores del gobernador Rocha Moya:
- Negación de la crisis de seguridad. En lugar de aceptar la realidad, insiste en minimizar el problema.
- Omiso ante el crimen. No ha tomado acciones contundentes para frenar la violencia.
- Falta de empatía con las víctimas. Sus declaraciones y las de su gabinete han culpado a los ciudadanos en lugar de protegerlos.
- Represión a los críticos. Se ha ensañado contra empresarios y ciudadanos que denuncian la situación.
Su falta de liderazgo ha provocado un creciente descontento que hoy se refleja en las calles con un grito cada vez más fuerte: “Fuera Rocha”.
El colapso económico: un Sinaloa sin inversiones
El impacto de la violencia no se limita a la seguridad, sino que ha golpeado directamente la economía.
Efectos económicos de la crisis:
- Desplome de inversiones extranjeras y nacionales.
- Pérdida de empleos y cierre de negocios.
- Turismo en caída libre. Nadie quiere visitar un destino donde el crimen gobierna.
- Aumento en la migración. Cada vez más jóvenes buscan salir del estado en busca de mejores oportunidades.
Sin seguridad, no hay desarrollo. Y sin desarrollo, Sinaloa está condenado al rezago y la pobreza.
¿Qué puede hacer el gobierno para recuperar el control?
El gobierno estatal y federal tienen una última oportunidad para demostrar que no han perdido completamente la batalla. Pero para ello, deben actuar con determinación.
Medidas urgentes para pacificar Sinaloa:
- Intervención federal inmediata con una estrategia clara y efectiva.
- Depuración de cuerpos policiales, eliminando la corrupción interna.
- Fortalecimiento de la Fiscalía Estatal, garantizando el castigo a los criminales.
- Protección a los ciudadanos, con un plan integral de seguridad.
- Promoción de inversiones y desarrollo económico, para ofrecer oportunidades a la población.
La pregunta sigue en el aire: ¿Tienen el valor y la estrategia para hacerlo?
El clamor ciudadano: “Fuera Rocha”
Mientras la violencia sigue creciendo y la economía se desmorona, los sinaloenses han salido a las calles a exigir un cambio.
El gobernador Rocha Moya ha perdido la confianza del pueblo, y el grito de “Fuera Rocha” resuena con más fuerza.
Si el gobierno no actúa con firmeza, el estado de derecho seguirá debilitándose, la sociedad seguirá replegándose y el crimen seguirá avanzando.
Los sinaloenses merecen un gobierno que los proteja, no que los abandone.
Es momento de decidir: o Sinaloa recupera su grandeza o se convierte en un territorio sin ley.
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