Cada 19 de septiembre, los mexicanos recuerdan con respeto y prevención los terremotos que han marcado la historia del país. Esta fecha, cargada de simbolismo, será también el día en que se realice el Segundo Simulacro Nacional 2025 en todo el territorio mexicano.
La repetición de fuertes sismos en esta misma jornada ha generado la percepción de que septiembre es un “mes de temblores”. Sin embargo, lo que realmente permanece en la memoria colectiva son tres eventos de gran magnitud ocurridos justamente en un 19 de septiembre.
Los sismos del 19 de septiembre
El primer gran sismo sucedió en 1985, con una magnitud de 8.1 y epicentro en las costas de Michoacán. Este devastador terremoto afectó al centro y sur del país, derribó cientos de edificios y dejó oficialmente más de 6 mil personas fallecidas.
Décadas después, el 19 de septiembre de 2017, un nuevo sismo de magnitud 7.1 sorprendió a la población. Con epicentro entre Puebla y Morelos, dejó severos daños en la Ciudad de México y estados aledaños. La tragedia también reveló la resiliencia de los mexicanos, que se unieron en labores de rescate y ayuda humanitaria.
Posteriormente, el 19 de septiembre de 2022, un sismo de 7.7 con epicentro en Coalcomán, Michoacán, volvió a despertar el temor y la reflexión sobre la importancia de la prevención y la protección civil.
Medidas de prevención para este 19 de septiembre
La experiencia ha dejado claro que estar preparados puede salvar vidas. Estas son algunas recomendaciones:
- Diseñar un plan de evacuación familiar y ubicar zonas seguras en el hogar.
- Revisar instalaciones de gas y electricidad con regularidad.
- Mantener lista una mochila de emergencia con agua, alimentos, linterna, radio y botiquín.
- Durante un sismo, conservar la calma, buscar protección lejos de ventanas y objetos que puedan caer.
- Después del movimiento telúrico, revisar daños estructurales y mantenerse informado solo por canales oficiales.
El próximo simulacro del 19 de septiembre de 2025 será una oportunidad para reforzar la cultura de la prevención y recordar que, aunque los sismos no se pueden predecir, sí es posible reducir los riesgos con preparación y conciencia.


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