El Cártel de Sinaloa ha sido liderado durante décadas por dos grandes familias: los Guzmán y los Zambada. En el pasado, la unión de fuerzas entre El Chapo Guzmán y El Mayo Zambada consolidó a esta organización como una de las más poderosas y extendidas en el tráfico de drogas. Sin embargo, con el tiempo, especialmente después de la captura de El Chapo en 2016, los cimientos de esta alianza se han visto sacudidos por rencillas internas que han escalado hasta poner en riesgo la paz relativa entre estos clanes.
Ismael Zambada García, El Mayo, conocido por su habilidad estratégica y discreta, ha sido pieza clave para la estabilidad del cártel. No obstante, sus decisiones no siempre han sido comprendidas o aceptadas, ni siquiera dentro de su propia familia. Su hijo, Ismael Zambada Sicairos, conocido como El Mayito Flaco, se perfilaba como sucesor natural. Pero, como veremos, no todos compartían la misma visión del liderazgo y la gestión del conflicto.
La ruptura en la relación entre Los Chapitos y los Zambada
La relación entre ambas familias comenzó a tensarse tras la muerte de Mauricio Gastélum, un operador financiero ligado a los Zambada. Gastélum, quien falleció de COVID-19 en 2020, era la principal vía de comunicación entre El Mayo y Los Chapitos (los hijos de El Chapo Guzmán). Su muerte marcó el inicio de una etapa de desconfianza y distancia entre ambas facciones.
Según declaraciones recogidas por el periodista Luis Chaparro en la revista Proceso, tras el fallecimiento de Gastélum, Los Chapitos iniciaron una serie de operaciones que afectaron a personas cercanas a El Mayo. Esto provocó una profunda molestia en El Mayito Flaco, quien solicitó permiso a su padre para tomar represalias.
El enfrentamiento frenado por El Mayo
Para el joven Zambada, la ofensiva de Los Chapitos era una afrenta que no podía quedar sin respuesta. Sin embargo, su padre, El Mayo, le negó rotundamente el permiso para atacar a los Guzmán, argumentando razones estratégicas. Según testigos, esta negativa generó una brecha entre padre e hijo: El Mayito Flaco se enojó profundamente y llegó a distanciarse de su progenitor.
Este momento no fue solo una discusión familiar; representó una elección clave en el rumbo de una de las organizaciones criminales más temidas del país. Para El Mayo Zambada, la prioridad era evitar un conflicto interno que pudiera hacer vulnerables a ambas familias ante los otros cárteles o las autoridades. La decisión de mantener la paz, aunque frágil, reafirmó su carácter pragmático, frente al temperamento más impulsivo de su hijo.
El acercamiento fallido de Joaquín Guzmán López en 2024
En 2024, un evento inesperado pondría nuevamente a prueba la relación entre estas dos poderosas familias. Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de El Chapo, buscó acercarse al Mayo Zambada con la intención aparente de «restaurar la alianza» entre los clanes. Según se supo después, este acercamiento no fue más que una trampa orquestada por El Chapo desde su celda en Estados Unidos, en un intento de negociar la liberación de su hijo Ovidio Guzmán, extraditado en 2023.
A pesar de las advertencias de algunos de sus colaboradores, El Mayo Zambada aceptó asistir a una reunión en Huertos del Pedregal el 25 de julio de 2024, donde fue emboscado y entregado a las autoridades estadounidenses. Esta acción traicionera marcó un punto de quiebre definitivo en la relación entre los Zambada y los Guzmán.
Repercusiones de la entrega de El Mayo Zambada
Tras el secuestro y entrega de El Mayo a Estados Unidos, las tensiones entre ambas facciones se intensificaron, generando una ola de violencia en Culiacán y otros puntos de Sinaloa. La lucha de poder que comenzó como un desacuerdo interno ha escalado, con consecuencias devastadoras para la región y sus habitantes. La situación actual ha dejado un rastro de muertos, heridos y secuestrados, generando un clima de inseguridad y temor entre la población.
La figura de El Mayo Zambada sigue siendo influyente, incluso desde el confinamiento, mientras que su ausencia física ha abierto la puerta a una disputa de poder que amenaza con destruir la estructura del cártel. El conflicto entre Los Chapitos y los Zambada, impulsado por la ambición, la venganza y la traición, representa un riesgo latente que podría tener repercusiones en todo México.
La herencia de sangre y poder en el Cártel de Sinaloa
La historia de estas dos familias ilustra la complejidad de los lazos de sangre en el mundo del narcotráfico. La elección de El Mayo Zambada de frenar a su propio hijo y evitar un conflicto con Los Chapitos refleja una perspectiva estratégica y calculadora que ha sido la base de su longevidad en el poder. Sin embargo, la traición de los Guzmán en 2024 pone de manifiesto que, en el mundo del narcotráfico, la lealtad es una moneda que puede cambiar de valor en cualquier momento.
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