El humo del tabaco en México ya no sólo representa un problema de salud pública, sino también un reflejo del poder económico del crimen organizado. De acuerdo con un estudio del Colegio de México (Colmex), alrededor del 20% de los cigarros que se consumen en el país son producidos o comercializados de manera ilegal, en un mercado que crece silenciosamente sin regulación sanitaria ni control fiscal.
El avance del estudio “La comercialización de los cigarrillos ilegales y semilegales en México”, elaborado por el Seminario sobre Violencia y Paz del Colmex, advierte que la venta ilícita de tabaco se ha duplicado en seis años, pasando del 8.5% en 2017 al 20.4% en 2023.
Un negocio multimillonario que se esconde a plena vista
Manuel Pérez, investigador del Colmex y autor del estudio, explicó que el fenómeno ha pasado desapercibido pese a su magnitud. “Es un negocio creciente y multimillonario, pero prácticamente desconocido”, señaló durante la presentación del informe.
El especialista subrayó que la expansión del comercio ilegal de tabaco no es un problema exclusivo de México. “Uno de cada cinco cigarros que se consumen en América Latina es ilegal”, detalló, lo que convierte este negocio en una fuente constante de ingresos para redes criminales internacionales.
Impuestos altos, contrabando y crimen: una combinación peligrosa
El punto de quiebre, según el Colmex, se dio en 2011, cuando el gobierno mexicano incrementó 30% el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) al tabaco. La medida buscaba desincentivar el consumo, pero generó un efecto colateral: un mercado negro cada vez más rentable y organizado.
“El aumento de impuestos impulsa a los consumidores a buscar opciones más baratas, lo que fomenta el contrabando y la producción ilegal”, explicó Pérez. Así, los grupos criminales encontraron una oportunidad perfecta para controlar la distribución de cigarros “sueltos” en tianguis, cervecerías irregulares y puntos de venta informales.
El efecto del nuevo impuesto y la expansión del mercado negro
Con el reciente aumento al IEPS aprobado hace dos semanas, los expertos prevén que el problema podría agravarse. Aunque la intención es reducir el consumo y aumentar la recaudación, el riesgo es que más consumidores se vuelquen hacia el mercado ilegal.
Manuel Pérez advirtió que el Estado podría enfrentar un nuevo desafío fiscal y de seguridad si no se fortalece la capacidad de fiscalización y control aduanero. “Si no se actúa rápido, el comercio ilegal de cigarros seguirá expandiéndose y consolidando su vínculo con el crimen organizado”, señaló.
Cigarros ilegales: mismos daños, más riesgos
El estudio advierte que el tabaco ilegal reproduce los mismos daños a la salud que el legal, pero añade nuevos riesgos por la falta de control sanitario. Los cigarros ilegales se fabrican sin normas de calidad, con ingredientes desconocidos y procesos que no garantizan inocuidad.
Además, su comercialización implica otros delitos: evasión fiscal, lavado de dinero y corrupción. En palabras del investigador, “el tabaco ilegal es un negocio gris del crimen organizado, invisible y peligroso”.
Llamado urgente: regular, fiscalizar y proteger al comercio formal
El Colmex plantea que, ante el avance del comercio ilegal, el Estado mexicano debe reforzar la vigilancia aduanera, mejorar la fiscalización y proteger a los comercios formales frente a la coerción de redes criminales.
También propone la creación de una Norma Oficial Mexicana (NOM) específica para la fabricación y comercialización del tabaco, que reduzca la ambigüedad normativa actual y permita un mayor control de calidad.
“Regular con inteligencia y aplicar la ley con firmeza son las únicas vías para evitar que el tabaco ilegal siga fumando los ingresos del país”, concluyó Pérez.
Una amenaza que crece con cada bocanada
El mercado ilegal de cigarros no sólo representa pérdidas millonarias para el fisco, sino que fortalece estructuras criminales que ya dominan otros sectores ilícitos como el narcotráfico, la piratería y la trata de personas.
El reto para México es enorme: equilibrar la salud pública, la recaudación fiscal y la seguridad nacional. Mientras tanto, el humo del tabaco ilegal sigue expandiéndose, invisible y persistente, en las calles del país.


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