El rastro del covid-19 en la península de Yucatán ha desaparecido. A diferencia del comportamiento que mostró la enfermedad al inicio de la pandemia, cuando los contagios crecían de forma acelerada, a poco más de cinco años de su aparición el escenario es completamente distinto.
En aquellos meses críticos, los casos se contaban por miles cada día. Hoy, en contraste, no se registra un solo caso activo en ninguno de los tres estados que conforman la región.
De acuerdo con el informe de Vigilancia Epidemiológica elaborado por la Secretaría de Salud del Gobierno Federal, desde el pasado 12 de octubre no se ha confirmado ningún caso activo de covid-19 en la península de Yucatán, un indicador claro del cambio en el comportamiento del virus en esta zona del país.
Aunque actualmente no se reportan contagios activos, el covid-19 sí estuvo presente a lo largo del año. Hasta el corte del 15 de diciembre, la península acumuló 339 casos diagnosticados en 2025, una reducción del 36% frente a los 533 casos registrados en 2024.
Hasta el momento Yucatán concentró la mayor parte de los casos diagnosticados con 237 casos seguido de Quintana Roo con 56 y Campeche con 46.
Estos pacientes acudieron a consulta médica por cuadros infecciosos de las vías respiratorias, con síntomas similares a una gripe común, como fiebre, tos o malestar general.
Durante la valoración clínica, el personal de salud recomendó realizar pruebas diagnósticas tanto de covid-19 como de influenza, debido a que ambas enfermedades presentan síntomas muy parecidos. En estos 339 casos, el resultado fue positivo para covid-19, sin que se presentaran complicaciones graves.
Así se debilitó al covid-19
Para el infectólogo Alejandro Muñiz, los datos actuales reflejan que el virus ha perdido fuerza, no solo en el número de contagios, sino también en la gravedad de los casos y en las muertes asociadas a la enfermedad. Aunque reconoce que pueden existir inconsistencias en los registros oficiales, el especialista subraya que la tendencia general es clara.
“Puede haber dudas sobre cómo se reportan algunos datos, pero lo que vemos en la práctica clínica y en los hospitales es innegable: hoy hay muchos menos contagios diarios y, sobre todo, menos fallecimientos por covid-19 en la península”, explicó.
Para Muñiz, el factor decisivo en esta transformación ha sido la vacunación. Recordó que, al inicio, muchas personas recibieron las dosis con desconfianza, pero con el paso del tiempo se convirtieron en la principal herramienta para frenar el impacto del virus.
“Es sencillo, antes de las vacunas las cosas estaban muy mal. Veíamos cientos de contagios y muchas muertes a causa del virus. Después de que llegaron las primeras vacunas, todo empezó a cambiar. Hoy la gente es mucho más consciente de su importancia y esa es una de las grandes lecciones que nos dejó la pandemia”, dijo.
El infectólogo aclaró que las vacunas no impiden por completo que una persona se contagie, pero sí marcan una diferencia crucial en la evolución de la enfermedad.
“Lo que hacen es evitar que el covid-19 se vuelva grave, y eso ha sido clave para reducir las hospitalizaciones y las muertes”, afirmó.
Los grupos de riesgo, hoy más protegidos
Muñiz recordó que, en los primeros años de la pandemia, los pacientes con enfermedades como diabetes o hipertensión eran quienes con mayor frecuencia requerían hospitalización. Sin embargo, ese escenario también cambió.
“Al inicio, los pacientes con enfermedades crónicas eran los que más se complicaban. Hoy, gracias a las campañas de vacunación, estos grupos están entre los más protegidos frente a las nuevas variantes”, explicó,
Otro elemento que ha jugado un papel relevante es la llamada inmunidad natural, es decir, la respuesta que desarrolla el cuerpo tras haber tenido contacto previo con el virus. El infectólogo explicó este proceso de forma sencilla.
“Cuando el virus entra al cuerpo, el sistema inmunitario lo analiza y guarda fragmentos de él para reconocerlo en el futuro. Es un proceso muy parecido al de las vacunas, solo que lo hace el propio organismo”, detalló.
Sin embargo, advirtió que las nuevas variantes siguen apareciendo porque el virus cambia.
“Estas variantes conservan partes del virus original, pero también traen componentes nuevos que el cuerpo no reconoce. Ahí es cuando ocurren nuevos contagios. La diferencia es que, con las vacunas, los síntomas suelen ser mucho más leves”, comentó.
No bajar la guardia en temporada invernal
A pesar del panorama alentador, Alejandro Muñiz insistió en que no es momento de relajarse por completo. Recordó la importancia de mantener las medidas de prevención, especialmente durante la temporada invernal, cuando los cambios de temperatura pueden favorecer la propagación de virus respiratorios.
“El clima de la región no siempre ayuda. Aunque no vivimos en una zona de frío extremo, los cambios de temperatura debilitan el sistema inmunitario, y esa es una puerta que aprovechan estos virus para contagiar”, advirtió.
Recordó que la combinación entre la vacunación, una mayor conciencia social y la inmunidad acumulada seguirá ocasionando que la región le gane terreno al covid-19.
Síntomas del covid-19
- Fiebre
- Escalofríos
- Dolor de garganta
- Dolor muscular y brazos o piernas pesados
- Fatiga o cansancio intensos
- Secreción nasal intensa o nariz tapada
- Dolor de cabeza
- Dolor de ojos
- Mareo
- Tos persistente
- Opresión o dolor en el pecho
- Dificultad respiratoria
- Ronquera
- Entumecimiento u hormigueo en manos
- Pérdida de apetito, náuseas, vómitos, dolor abdominal o diarrea
- Pérdida o cambio del sentido del gusto y/o del olfato
- Dificultad para dormir
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