La principal zona de concentración de la alcaldía

La alcaldía Cuauhtémoc enfrenta una de las crisis sociales más complejas y persistentes de la Ciudad de México: la elevada concentración de personas en situación de calle, que alcanza el 54.8% del total en la capital, según el censo más reciente de la Secretaría de Bienestar e Igualdad Social. Este porcentaje convierte al territorio que alberga el Centro Histórico, Garibaldi, Juárez, Tlatelolco y el corredor Roma-Condesa en el principal punto de atención y, a la vez, en el mayor reto para el gobierno capitalino.

Los especialistas advierten que este fenómeno no es nuevo ni aislado. Las personas que viven en situación de calle encuentran en Cuauhtémoc un territorio donde existe mayor movilidad humana, acceso a recursos, actividades económicas informales, espacios concurridos y, por ende, mayores posibilidades de sobrevivencia. Pero esta dinámica, lejos de resolverse con acciones asistenciales, ha evidenciado la falta de políticas públicas integrales, duraderas y con enfoque de derechos.

Factores que agravan la concentración en Cuauhtémoc

La ubicación estratégica de la alcaldía es una de las razones estructurales que explican la densidad de poblaciones callejeras. Al ser el centro económico, político y cultural de la ciudad, Cuauhtémoc concentra estaciones de transporte, corredores turísticos, zonas comerciales, instituciones gubernamentales y espacios públicos que resultan fundamentales para quienes dependen de actividades informales para sobrevivir.

Además, organizaciones civiles como El Caracol señalan que en esta demarcación opera una lógica particular: la presencia de visitantes, oficinas, comercios y mercados genera una mayor disponibilidad de donativos, alimentos, objetos reutilizables y flujo de dinero, lo cual termina convirtiendo a la alcaldía en un espacio atractivo para quienes han perdido el acceso a vivienda, empleo o redes de apoyo.

Otro factor determinante es que la alcaldía ha sido históricamente sede de operativos de “limpieza social”, los cuales —según organizaciones defensoras— desplazan a las personas de un punto a otro sin ofrecer alternativas reales de reinserción, contribuyendo a su movilidad continua dentro de la misma zona.

Limitaciones de la política pública actual

La reciente Ley del Sistema Público de Cuidados —considerada una de las legislaciones más relevantes para garantizar bienestar en la ciudad— plantea acciones específicas para personas en situación de calle. Sin embargo, diversos sectores políticos y sociales denuncian que su alcance es insuficiente.

De acuerdo con el diputado Royfid Torres, de Movimiento Ciudadano, la legislación mantiene un enfoque asistencialista, limitado principalmente a la creación de albergues. Esto significa que no aborda las causas profundas del problema: la falta de espacios de transición, el acceso a servicios de salud mental y adicciones, la reinserción laboral, el acompañamiento social y, sobre todo, la autonomía de las personas callejeras.

Para especialistas como Luis Enrique Hernández, director general de El Caracol, el enfoque actual desde las instituciones ha sido ver a la población callejera como un problema y no como un fenómeno social que requiere programas y acciones específicas de protección y restitución de derechos. Esta perspectiva restrictiva provoca medidas coercitivas que terminan afectando la vida comunitaria y la salud física y emocional de quienes viven en las calles.

Riesgos, violencias y desafíos urgentes

Vivir en la calle dentro de la alcaldía Cuauhtémoc implica enfrentar situaciones extremas:

• Violencia física y agresiones entre personas o por parte de terceros.
• Condiciones severas de frío, lluvia, insalubridad y carencia de servicios básicos.
• Exposición a adicciones como solventes o alcohol para soportar las condiciones del entorno.
• Escasa atención a problemas de salud física y mental.
• Operativos policíacos que han sido denunciados por organizaciones civiles como prácticas de criminalización y acciones de fuerza excesiva.

A esto se suma que, en los últimos años, la percepción de inseguridad entre los vecinos ha aumentado, lo que ha llevado a llamados públicos como el realizado por la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega, quien señaló que el problema estaba “desbordado” y exhortó al gobierno de la ciudad a intervenir.

Sin embargo, la experiencia demuestra que las intervenciones sin un enfoque social profundo no modifican la realidad de fondo. La reducción de la población callejera no se logra desalojando, sino mediante acciones sostenidas que garanticen programas de transición, acceso a vivienda digna, salud mental, educación y oportunidades económicas reales.

Hacia un modelo de atención integral

Expertos y activistas coinciden en que la alcaldía Cuauhtémoc requiere una estrategia articulada que vaya más allá de los albergues y apoyos temporales. Entre las propuestas destacan:

• Crear centros comunitarios de transición, no solo refugios nocturnos.
• Implementar programas de salud mental y tratamiento de adicciones con acompañamiento permanente.
• Garantizar acceso a empleo digno, capacitación y apoyo para reinserción laboral.
• Desarrollar políticas de vivienda social temporal con procesos claros de seguimiento.
• Detener los operativos de desalojo forzado y sustituirlos por mediaciones sociales.
• Reconocer la situación de calle como un fenómeno de derechos humanos y no como un problema de orden público.

La magnitud del fenómeno en Cuauhtémoc exige un compromiso institucional profundo y sostenido. Mientras no existan políticas eficaces orientadas a la dignidad y la autonomía, la alcaldía seguirá siendo el epicentro de una crisis social que afecta tanto a la población callejera como a la vida pública de la capital.