lunes, diciembre 22, 2025

Adolescentes sicarios en Tepito: La nueva ola de violencia en la CDMX

La violencia en el barrio de Tepito, ubicado en el corazón de la Ciudad de México, ha alcanzado un nivel crítico. En los últimos meses, las calles de la colonia Morelos se han convertido en escenario de una disputa territorial entre células criminales que no solo utilizan armas y drogas, sino que ahora reclutan a menores de edad como sicarios y extorsionadores.

Este fenómeno no es nuevo, pero su intensidad y la edad de los involucrados, algunos de tan solo 11 años, evidencian una crisis social y de seguridad que afecta a toda la ciudad.

El caso de Deymar Vallejo: Una vida truncada a los 15 años

El 22 de septiembre de 2024, Deymar Vallejo, conocido como «El Chicha», fue asesinado en un ataque que quedó grabado en un video desgarrador. Con apenas 15 años, trabajaba para la Unión Tepito, una de las organizaciones criminales más temidas de la capital.

Su historia es solo una de muchas. En los últimos meses, adolescentes como Ángelo Méndez y Alexis Álvarez, ambos de 19 años, o Manuel Maya, de 18, han sido ejecutados en una ola de violencia que parece no tener fin.

Los casos no se limitan a Tepito. En colonias como Doctores, Obrera y Gustavo A. Madero, grupos rivales como la Anti Unión también han comenzado a reclutar adolescentes para llenar vacíos dejados por la captura o asesinato de líderes criminales.

UJ40: El surgimiento de las células juveniles en Tepito

Entre las nuevas células criminales destaca la UJ40, un grupo liderado por Johan Gael González, de solo 17 años.

¿Qué significa UJ40?

  • U: Unión Tepito.
  • J: Johan, su líder.
  • 40: La unidad habitacional donde creció.

Esta célula recluta a niños y adolescentes, enseñándoles a manejar armas y a extorsionar a comerciantes. Según fuentes de inteligencia, algunos de los integrantes de la UJ40 tienen apenas 11 años y ya son responsables de múltiples asesinatos en la zona.

Las raíces del problema: Reclutamiento desde edades tempranas

El crimen organizado ha encontrado en los menores de edad una fuerza de trabajo «ideal» debido a varios factores:

  1. Impunidad legal: Al ser menores, enfrentan sanciones más leves en comparación con los adultos.
  2. Vulnerabilidad económica: La pobreza y la falta de oportunidades los hacen propensos a aceptar trabajos peligrosos a cambio de dinero rápido.
  3. Normalización de la violencia: Crecer en un entorno donde la violencia es cotidiana los convierte en participantes naturales del crimen organizado.

Impacto en la comunidad: Miedo y descomposición social

Los habitantes de Tepito viven con miedo constante. Las vecindades se han convertido en refugios para actividades criminales, y los comerciantes enfrentan extorsiones diarias. La presencia de menores en el crimen organizado agrava el problema:

  • Crisis en las familias: Muchas madres han perdido a sus hijos a manos de la violencia o al reclutamiento criminal.
  • Desconfianza en las autoridades: La falta de acción efectiva por parte del gobierno deja a la comunidad en estado de indefensión.
  • Erosión del tejido social: La violencia genera desconfianza entre vecinos y desanima cualquier intento de organización comunitaria.

¿Qué se está haciendo para enfrentar esta crisis?

Aunque las autoridades han realizado operativos en la zona, el problema persiste. Algunos de los esfuerzos incluyen:

  • Captura de líderes criminales: En 2024, figuras como «El Huguito», «El Chori» y «El Tomate» fueron detenidas. Sin embargo, esto solo ha generado reacomodos y el surgimiento de nuevas células.
  • Intervención social: ONG y colectivos han iniciado programas de prevención del delito y talleres educativos para jóvenes en riesgo.
  • Patrullajes intensivos: La Secretaría de Seguridad Ciudadana ha aumentado la presencia policial en Tepito, pero esto no ha disuadido a las células juveniles.

Soluciones a largo plazo: Romper el ciclo de violencia

Para frenar el reclutamiento de menores, es necesario un enfoque integral:

  1. Programas educativos y laborales: Brindar opciones de estudio y empleo a los jóvenes para alejarlos de las redes criminales.
  2. Fortalecimiento familiar: Apoyar a las familias con recursos y asesorías para evitar que los niños caigan en manos del crimen.
  3. Reforma al sistema penal juvenil: Endurecer las sanciones para adolescentes involucrados en crímenes graves, pero acompañarlas de rehabilitación.
  4. Atención psicológica: Muchas de las víctimas y victimarios han crecido en entornos de trauma que deben ser tratados para romper el ciclo de violencia.

Una lucha por el futuro de Tepito

La situación en Tepito es un reflejo de los retos más profundos que enfrenta México: pobreza, desigualdad y la falta de oportunidades. Mientras los niños sigan siendo reclutados por el crimen organizado, la violencia no solo persistirá, sino que aumentará.

Es imperativo que el gobierno, las organizaciones civiles y la sociedad en general trabajen juntos para recuperar a estos jóvenes y devolverles la esperanza de un futuro diferente.

Porque en las calles de Tepito no solo se están perdiendo vidas, se está perdiendo el futuro de una generación.

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Paloma Franco
Paloma Franco
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