El presidente Donald Trump ha planteado la posibilidad de emitir «cheques de reembolso» para los estadounidenses, utilizando los ingresos récord generados por los aranceles de su administración. La propuesta, dirigida a ciertos niveles de ingresos, ya genera debate sobre su viabilidad y propósito.
En una declaración que ha captado la atención de millones de hogares en Estados Unidos, el presidente Donald Trump sugirió que su administración está considerando una medida de alivio económico directo: enviar cheques de reembolso a los ciudadanos, financiados por la recaudación sin precedentes de los aranceles a las importaciones. La idea, aunque atractiva para muchos, se enfrenta a un complejo panorama económico y político.
La propuesta: «Un pequeño reembolso» para ciertos ingresos
Hablando con los periodistas antes de partir hacia Escocia, el presidente Trump fue directo sobre la posibilidad de una nueva ronda de pagos directos. «Tenemos tanto dinero entrando, que estamos pensando en un pequeño reembolso», afirmó.
El mandatario especificó que esta ayuda no sería universal. El reembolso, según sus palabras, podría ser «para personas de un cierto nivel de ingresos», aunque no proporcionó detalles sobre cuáles serían los umbrales de elegibilidad o el monto de los posibles cheques.
La propuesta se sustenta en cifras fiscales contundentes. Este año, los ingresos por aranceles aduaneros han superado la marca de los $100 mil millones por primera vez en la historia del país. Solo en el mes de junio, la recaudación alcanzó los $27 mil millones, una consecuencia directa de las políticas comerciales de la administración que buscan, según sus defensores, reconfigurar las cadenas de suministro globales y fomentar la producción nacional.
El dilema económico: ¿Pagar la deuda o enviar cheques?
La sugerencia de los cheques de reembolso presenta una aparente contradicción con otra prioridad declarada por el propio presidente: la reducción de la deuda nacional. «Lo más importante que queremos hacer es pagar la deuda», dijo Trump, inmediatamente antes de añadir: «Pero estamos pensando en un reembolso». La deuda federal actualmente supera los $36 billones, una cifra que, según los economistas, sigue en una trayectoria ascendente.
Este doble mensaje puede interpretarse como una estrategia política calculada. Por un lado, la mención de la reducción de la deuda apela a los votantes fiscalmente conservadores, preocupados por el déficit. Por otro, la promesa de un cheque tangible y directo es un mensaje poderoso para las familias de clase trabajadora y media, más centradas en su economía doméstica inmediata. Al plantear ambas posibilidades, la administración puede medir la reacción del público y crear titulares que resuenan con un espectro más amplio del electorado.
El debate también se centra en quién paga realmente los aranceles. Aunque el presidente a menudo afirma que son los países extranjeros quienes asumen el costo, la mayoría de los economistas y análisis de la industria indican que la carga recae principalmente en los importadores estadounidenses y, en última instancia, en los consumidores a través de precios más altos en los productos.
«Manera interesante de admitir que los aranceles —impuestos comerciales— se trasladarán a los consumidores en forma de precios más altos e inflación». – Economista Joseph Brusuelas, en reacción a la propuesta.
¿Es realista? El camino a través del congreso
Para que la idea de los cheques de reembolso se materialice, se necesitaría más que una simple orden ejecutiva. Típicamente, este tipo de pagos directos se autorizan a través de cambios en el código fiscal, lo que requiere la aprobación de una nueva legislación por parte del Congreso.
No es la primera vez que el presidente Trump plantea ideas de este tipo. A principios de año, sugirió utilizar los ahorros generados por el «Departamento de Eficiencia Gubernamental» (DOGE), una iniciativa liderada por Elon Musk, para dar dividendos a los contribuyentes, pero el plan nunca avanzó legislativamente.
La experiencia más reciente con pagos directos masivos fueron los cheques de estímulo durante la pandemia de COVID-19, que fueron aprobados por el Congreso bajo las administraciones de Trump y Biden para mitigar el impacto económico de la crisis.
Mientras la posibilidad de recibir un cheque del gobierno genera expectativas y debate, su realización dependerá de una compleja negociación política en el Capitolio, en medio de una discusión nacional sobre el futuro fiscal del país y el verdadero impacto de la guerra comercial.


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