Adiós a Jim Lovell, el comandante que salvó al Apolo 13
El mundo despide a uno de los nombres más recordados de la era dorada de la exploración espacial. Jim Lovell, comandante de la misión Apolo 13 y protagonista de una de las mayores hazañas de la NASA, falleció el jueves en Chicago a los 97 años. La noticia fue confirmada por la agencia espacial estadounidense, que destacó su valor, liderazgo y capacidad para convertir una tragedia inminente en una lección de éxito.
Lovell, cuya historia fue llevada al cine en 1995 con Tom Hanks en el papel principal, nunca pisó la Luna, pero su figura se convirtió en sinónimo de valentía y resiliencia.
El día en que la Luna quedó fuera de alcance
El 11 de abril de 1970, apenas nueve meses después de que Neil Armstrong hiciera historia, Lovell despegó junto a Jack Swigert y Fred Haise rumbo a lo que sería el tercer alunizaje de la humanidad. Sin embargo, a más de 300 mil kilómetros de casa, un tanque de oxígeno explotó en la nave. Fue entonces cuando Swigert pronunció la famosa frase que quedaría grabada en la memoria colectiva: “Houston, tenemos un problema”.
A partir de ese instante, el objetivo dejó de ser llegar a la Luna; la prioridad fue sobrevivir.
Un regreso que desafió lo imposible
Lovell, apodado “Smilin’ Jim” por su temple y serenidad, coordinó con la NASA desde el espacio un plan de emergencia que involucró cálculos milimétricos, ahorro extremo de energía y maniobras críticas para reingresar a la atmósfera terrestre. La odisea duró días que parecieron eternos para millones de personas que seguían cada actualización por radio y televisión.
Finalmente, el 17 de abril de 1970, el Apolo 13 amerizó en el Pacífico. No hubo alunizaje, pero sí una victoria que demostró la capacidad de reacción y la importancia del trabajo en equipo.
Mucho antes de la crisis
Antes del Apolo 13, Lovell ya había hecho historia. En 1968, fue uno de los tres astronautas del Apolo 8, la primera misión en orbitar la Luna. Su trayectoria lo convirtió en uno de los astronautas que más tiempo había pasado en el espacio, marcando un precedente para las futuras exploraciones.
Tributos y legado
“Hay personas que se atreven, que sueñan y guían a otros a lugares a los que no iríamos por nuestra cuenta. Jim Lovell era ese tipo de persona”, escribió Tom Hanks al despedirlo. La NASA, por su parte, subrayó que su carácter “ayudó a nuestra nación a llegar a la Luna y convirtió una posible tragedia en un éxito del que aprendimos muchísimo”.
Lovell deja un legado no solo como astronauta, sino como símbolo de liderazgo bajo presión. Su historia sigue inspirando a ingenieros, pilotos, científicos y soñadores en todo el mundo.
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