La ola de protestas contra las políticas migratorias federales y las acciones de ICE ha llegado con fuerza a Texas, donde miles de personas en Austin y Dallas salieron a las calles, encontrando una contundente respuesta policial en un eco de la tensa situación que se vive en Los Ángeles.
Texas, un estado con una vasta población inmigrante y una extensa frontera con México, se ha convertido en un escenario clave de las manifestaciones que recorren Estados Unidos. Las ciudades de Austin y Dallas han sido testigos de importantes movilizaciones ciudadanas en rechazo a las políticas de la administración Trump y en solidaridad con los manifestantes de Los Ángeles.
Austin: Tensión frente a oficinas federales
El lunes, la capital texana fue escenario de una acalorada protesta. Cientos de manifestantes marcharon desde el Capitolio Estatal hasta el Edificio Federal J.J. Pickle, que alberga oficinas de ICE. La situación escaló cuando, según informes policiales, algunos manifestantes intentaron vandalizar el edificio federal y comenzaron a lanzar piedras y botellas contra las fuerzas del orden.
La respuesta policial fue inmediata y contundente: se utilizaron irritantes químicos, incluyendo bolas de gas pimienta y gas lacrimógeno, para dispersar a la multitud. Como resultado de los enfrentamientos, cuatro oficiales de policía de Austin resultaron heridos y se efectuaron doce arrestos (ocho por la policía de Austin y cuatro por la policía estatal). Las autoridades estatales habían cerrado el Capitolio al público una hora antes en anticipación a la protesta.
Dallas: Manifestación en puente icónico y respuesta policial
En Dallas, también el lunes por la noche, cientos de personas se congregaron en el emblemático puente Margaret Hunt Hill, en una manifestación que se prolongó por varias horas. Los manifestantes, portando banderas estadounidenses, mexicanas y palestinas, corearon consignas como «Abolish ICE» (Disuelvan a ICE) y otras en contra del presidente Trump y las políticas federales de inmigración.
La policía de Dallas inicialmente indicó que no interferiría con una asamblea pacífica, pero posteriormente declaró la protesta como una «asamblea ilegal». Agentes avanzaron sobre los manifestantes y, según reportes de medios locales, utilizaron gas pimienta y humo para despejar el área después de que algunos individuos en la multitud presuntamente arrojaran objetos. Al menos una persona fue arrestada.
El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, comentó sobre los sucesos en X (antes Twitter): «Protestar pacíficamente es legal… Pero una vez que cruzas la línea, serás arrestado». Esta declaración subraya la postura de la administración estatal, que si bien reconoce el derecho a la protesta, advierte sobre las consecuencias de acciones consideradas ilegales.
https://platform.twitter.com/widgets.jsProtestas se propagan más allá de Los Ángeles y llegan a Texas, marcadas por choques con la Policía
— aapayés (@aapayes) June 10, 2025
Las manifestaciones se llevan a cabo en solidaridad con Los Ángeles, que desde hace varios días vive protestas pic.twitter.com/tpWfDY5hJc
Un reflejo de la realidad texana
Las protestas en Texas no son solo una muestra de solidaridad con Los Ángeles, sino también un reflejo de las tensiones y temores que se viven en un estado donde la inmigración es un tema central y cotidiano. «Es triste que la gente siga viviendo con miedo», expresó Crystal Calixto, una residente de Dallas de 31 años, cuyos padres emigraron de México, al hablar sobre el temor que enfrentan familiares y amigos indocumentados.
La justificación de la fuerza policial, basada en el argumento de que los manifestantes «cruzaron la línea», pone de relieve el delicado y a menudo disputado umbral entre la protesta legítima y el desorden público. Mientras las autoridades buscan mantener el control, los activistas denuncian lo que consideran tácticas intimidatorias y una respuesta desproporcionada a sus reclamos.
«Simplemente solidifica el sentimiento de que el gobierno realmente no nos está cuidando. Van a hacer todo lo posible para silenciar lo que nuestra gente tenga que decir, y simplemente enfatizar la opresión por cualquier medio.» – Edith González, manifestante de Dallas.
La situación en Texas demuestra que el debate sobre la inmigración y las tácticas de aplicación de la ley está lejos de limitarse a California, extendiéndose con fuerza por estados con realidades demográficas y políticas igualmente complejas.
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