En una decisión que ha despertado preocupación internacional, funcionarios militares de Estados Unidos involucrados en operaciones de expansión bajo la administración de Donald Trump están siendo obligados a firmar acuerdos de confidencialidad (NDA) relacionados con misiones en América Latina.
La medida, confirmada por tres funcionarios a Reuters bajo condición de anonimato, ha generado alarma entre analistas y legisladores estadounidenses, quienes denuncian que el Congreso está siendo mantenido en la oscuridad respecto a las acciones militares en la región.
Aunque el Pentágono tiene protocolos de seguridad, el uso de acuerdos individuales de confidencialidad para operaciones extranjeras es considerado altamente inusual.
Una estrategia bajo el mando de Pete Hegseth
Desde que Pete Hegseth asumió como secretario de Guerra en enero, el Departamento ha recurrido con mayor frecuencia a estos acuerdos. Sin embargo, esta es la primera vez que se documenta su aplicación en actividades vinculadas a América Latina, lo que eleva las sospechas sobre posibles operaciones encubiertas en países como Venezuela, donde el gobierno de Caracas teme una intervención militar.
Fuentes cercanas al Departamento de Defensa aseguran que los NDA buscan proteger “información crítica” de seguridad nacional, aunque los críticos advierten que podrían ocultar decisiones políticas sin supervisión pública ni legislativa.
Ecos de una historia repetida
La historia parece repetirse. En los años 80, cuando Washington impulsó operaciones secretas en Centroamérica, la confidencialidad también sirvió como escudo para acciones militares fuera del escrutinio del Congreso.
Hoy, cuatro décadas después, analistas comparan la estrategia actual con aquellas intervenciones, temiendo que la historia vuelva a escribirse con los mismos errores.
Un exoficial del Ejército estadounidense, que pidió no ser identificado, declaró que la nueva política de NDAs “rompe el espíritu de transparencia democrática” y podría marcar “el regreso de una diplomacia militar agresiva en el hemisferio”.
El silencio del Congreso y la alarma regional
Mientras tanto, varios legisladores estadounidenses han exigido claridad sobre los objetivos de estas misiones. Sin embargo, hasta ahora el Pentágono no ha revelado detalles sobre el número de efectivos desplegados ni los países involucrados.
En América Latina, Venezuela ha expresado su preocupación por lo que considera “una escalada militar inaceptable” cerca de sus fronteras, mientras que otros gobiernos mantienen silencio diplomático, intentando evitar un choque directo con Washington.
La falta de transparencia y la creciente presencia militar estadounidense podrían reconfigurar la geopolítica del continente, especialmente si se confirma que estas operaciones están vinculadas con los intereses estratégicos del gobierno de Trump.


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