El mes pasado, Estados Unidos vivió un déjà vu económico. Las calles de Nueva York, Chicago y Los Ángeles se llenaron de historias de trabajadores que, tras meses de estabilidad, recibieron una noticia amarga: 22 mil nuevos empleos en agosto, una cifra muy por debajo de los 75 mil esperados por los analistas.
El desempleo trepó a 4.3%, la tasa más alta desde 2021. Por primera vez desde la pandemia de covid-19, hay más personas buscando trabajo que vacantes disponibles.
La promesa incumplida de Trump
Durante su campaña, Donald Trump aseguró que “tomaría los empleos de otros países” para traerlos de vuelta al suelo estadounidense. Sin embargo, los datos oficiales muestran otra realidad: menos de 75 mil nuevos empleos al mes en 2025, la mitad de los creados en 2024 y muy lejos de los más de 400 mil mensuales que marcaron el auge laboral entre 2021 y 2023.
En sectores clave, la contracción es evidente:
- Fábricas: -12 mil empleos en agosto.
- Construcción: -7 mil plazas.
- Gobierno federal: -15 mil puestos.
El relato de crecimiento se quiebra y el desempleo se convierte en un arma política de los demócratas, quienes acusan al presidente de dañar la economía con aranceles y represión migratoria.
Más desempleados que vacantes
El Departamento de Trabajo confirmó que en julio, por primera vez desde 2020, el número de desempleados superó al de vacantes: 7.38 millones de personas buscando empleo sin éxito.
Este cambio marca un punto de inflexión. Si bien la economía estadounidense se recuperó con fuerza después de la pandemia, ahora el mercado laboral parece agotado, con recortes en manufactura, construcción y servicios.
El efecto en la Reserva Federal
Ante el enfriamiento del mercado laboral, los inversionistas ya anticipan que la Reserva Federal podría recortar las tasas de interés en su reunión del 16 y 17 de septiembre.
Un ajuste monetario busca estimular la contratación, pero también refleja el dilema de una economía que empieza a perder dinamismo justo en plena temporada electoral.
Del sueño al desencanto
María, inmigrante mexicana en Texas, recuerda cuando en 2021 conseguir trabajo fue casi inmediato. “Había vacantes por todos lados”, dice. Hoy, tras tres meses sin empleo estable, confiesa que se siente como en la pandemia: “aplicar y no recibir ni una llamada”.
Su historia refleja lo que muestran las cifras: el mercado laboral estadounidense está perdiendo oxígeno y cada vez más familias viven la incertidumbre de no saber qué pasará mañana.
La caída en la creación de empleos en Estados Unidos no solo representa un desafío económico: es también un golpe político para Donald Trump, quien enfrenta un mercado laboral más débil de lo esperado y un electorado que siente que las promesas no se cumplen.
El futuro inmediato dependerá de la Reserva Federal, pero también de si la economía logra generar confianza en un año donde la política y la economía caminan de la mano.


TE PODRÍA INTERESAR