El presidente estadounidense Donald Trump desató una tormenta en el comercio internacional al extender los aranceles al acero y al aluminio a más de 400 productos de consumo, entre ellos motocicletas, vajillas, autopartes, cosméticos y hasta leche en polvo, según reportó Bloomberg.
La medida, que entró en vigor el lunes sin contemplar excepciones para mercancías en tránsito, sorprendió a importadores, agentes de aduanas y empresas logísticas que ahora enfrentan un panorama de incertidumbre y retrasos en la frontera.
Una implementación inesperada
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) publicó la nueva lista de productos justo cuando muchos iniciaban el fin de semana. El registro oficial apareció hasta el martes, lo que complicó aún más la planeación.
“Este fue un cambio inédito. Antes había exenciones en tránsito, ahora no. Es una verdadera sorpresa”, señaló Shannon Bryant, agente de aduanas en Michigan y presidenta de Trade IQ, una consultora de cumplimiento comercial.
Reglas confusas y costos acumulados tras arranceles
Los nuevos aranceles se suman a un mosaico ya complejo de medidas vigentes, como la sección 232 para metales, la sección 301 para China y los criterios del T-MEC.
“La importación hoy es tres o cuatro veces más complicada que hace seis meses. Muchas empresas no tienen el desglose exacto que exige la aduana, como valores metálicos o estructuras de costos”, advirtió Adrián González, presidente de Global Alliance Solutions.
Según el especialista, la improvisación con que se implementan las medidas multiplica la incertidumbre: “De viernes a lunes nos pidieron aplicar más de 400 fracciones arancelarias adicionales. Sin tiempo de adaptación, CBP tampoco alcanza a dar lineamientos claros, y eso abre un espacio enorme para errores, retrasos y hasta sanciones”.
Ajustes en la frontera
Aun con el escenario adverso, las operaciones no se han detenido.
Gerardo Tajonar, presidente de la ANIERM, afirmó que las exportaciones mexicanas fluyen con normalidad: “No han habido problemas graves, solo ajustes”.
En contraste, Mónica Elizondo, directora de TransMex Inc., admitió que los cambios sí han provocado demoras: “Incluso el personal de CBP está en proceso de adaptación y eso ha generado retrasos. Yo lo describiría más como una etapa de ajuste que como un caos”.
Para la ejecutiva, lo ocurrido es una señal clara: “La logística es el primer termómetro de la economía. Cuando hay cambios regulatorios, los sentimos en la frontera de inmediato”.
Para expertos, lo más delicado es que podría tratarse apenas del inicio de una serie de nuevas investigaciones y sanciones comerciales que impactarían en más industrias.


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