Descubren efigie preclásica en Yucatán: un marcador ritual que revela el pasado maya
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) sorprendió al mundo al anunciar el hallazgo de una efigie preclásica en el ejido de Sierra Papacal, Yucatán. La pieza, descubierta durante los trabajos arqueológicos en el tramo ferroviario Frente 2 Mérida-Progreso, se perfila como un marcador de reunión o culto, ofreciendo nuevas pistas sobre los rituales y la organización social de los pueblos mayas más antiguos.
Los arqueólogos estiman que los restos datan del periodo Preclásico, entre 2500 a.C. y 200 d.C. La escultura, tallada en piedra caliza, presenta un rostro antropomorfo con rasgos marcados: ojos profundos, nariz chata y labios con una hendidura pronunciada que acentúa la barbilla. Cada detalle parece diseñado con una intención ritual, una forma de comunicar poder, respeto y conexión con lo divino.
Un “señor anciano” que vigilaba el acceso sagrado
De acuerdo con los expertos, la figura podría representar a un “señor anciano”, símbolo de sabiduría y autoridad espiritual. Su ubicación no fue casual: se halló junto al cimiento norte de una estructura ovalada de aproximadamente seis metros de largo, orientada al poniente, lo que indica que fue planeada para aprovechar la luz solar, elemento sagrado en las creencias mesoamericanas.
La entrada del recinto, de apenas 0.80 metros de ancho y delimitada por dos grandes rocas, revela que se trataba de un espacio restringido, al que solo ciertos miembros de la comunidad podían acceder. Todo apunta a que no era una vivienda común, sino un recinto ceremonial o un punto de encuentro donde se llevaban a cabo reuniones rituales o decisiones colectivas.
Evidencias de un desarrollo prolongado y culto comunitario
Durante las excavaciones, el equipo del INAH descubrió diversas etapas constructivas, lo que demuestra que el sitio fue modificado a lo largo del tiempo. Los vestigios de cerámica y una huella de carbón asociada a un posible fogón sugieren que el lugar tuvo un papel central en las prácticas comunitarias desde el periodo Preclásico.
En sus orígenes, el conjunto arqueológico contaba con una explanada de 13 metros de largo por ocho de ancho, orientada de sur a norte, lo que refuerza la teoría de su uso ritual o de asamblea. Estos hallazgos se suman a otros conjuntos de estructuras detectadas a menos de dos kilómetros de los sitios conocidos como Papacal 1 y San Francisco 1, pertenecientes al proyecto Costa Maya, evidenciando una red de asentamientos interconectados.
Un marcador de respeto y espiritualidad
La efigie, de unos 45 centímetros de altura, habría servido como marcador simbólico de respeto al ingresar al recinto. Según los especialistas, su presencia al norte del acceso sugiere una función protectora o de guía espiritual, similar a los incensarios efigie hallados en templos del periodo Posclásico (900-1521 d.C.).
Estos objetos, usados en rituales de culto y decisiones comunitarias, reforzaban la cohesión social y la espiritualidad colectiva. La escultura de Sierra Papacal parece continuar esta tradición ancestral, convirtiéndose en un testimonio tangible de la conexión entre lo humano y lo sagrado en la antigua civilización maya.
Conservación y análisis: una ventana al alma preclásica
La pieza será trasladada al laboratorio del proyecto para su análisis y conservación, donde se espera determinar con mayor precisión su función simbólica y el contexto cultural que la rodea. Los arqueólogos anticipan que los datos obtenidos permitirán ampliar la comprensión sobre los marcadores rituales preclásicos, así como su evolución hacia los complejos sistemas ceremoniales del periodo clásico maya.
Este descubrimiento no solo amplía el conocimiento sobre las primeras sociedades mesoamericanas, sino que también refuerza la importancia del patrimonio cultural de Yucatán como cuna de tradiciones, símbolos y estructuras que marcaron el inicio de una de las civilizaciones más enigmáticas de la historia.


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