El 5 de febrero de 2025, México despertó con una noticia que estremeció al país entero: Valentina Gilabert, influencer de apenas 19 años, había sido atacada brutalmente en un departamento del complejo Park Pedregal en la Ciudad de México. La agresora, identificada como Marianne Gonzaga, también influencer y de 17 años, fue vinculada a proceso por este aterrador hecho.
Catorce heridas que marcaron un antes y un después
El ataque dejó a Valentina con 14 heridas por arma blanca, muchas de ellas en zonas vitales como los pulmones, las costillas, la nariz y la cabeza. La recuperación fue larga y dolorosa. Su hospitalización duró semanas y su regreso a la vida cotidiana ha sido progresivo. Desde su alta médica, sus apariciones públicas fueron contadas, centradas en su entorno familiar y en mostrar los pequeños avances que lograba día a día.
La reaparición que sacudió TikTok
La noche del 18 de mayo, Valentina decidió dar un paso más. Lo hizo a través de TikTok, la plataforma donde comenzó su carrera como creadora de contenido. En un video que ya superó los cuatro millones de reproducciones, la joven mostró por primera vez todas sus cicatrices. Sin música, solo con el sonido de sirenas de ambulancia de fondo —una elección cargada de simbolismo—, la influencer recorrió su cuerpo ante la cámara, revelando las huellas físicas que dejó el ataque.
Con el cabello recogido y una expresión serena, giró para mostrar la espalda, las costillas, la nariz y el cuero cabelludo. Una a una, enseñó las marcas que narran la historia que casi termina con su vida.
«Todo cambió»: el mensaje que inspiró a miles
Acompañando las imágenes, Valentina escribió una frase que conmovió a sus seguidores:
“Un día alguien me dijo ‘sin días malos, no sabrías que hay días buenos’ y el día que lo entendí, todo cambió.”
El mensaje resonó entre miles de usuarios que no tardaron en llenar la sección de comentarios con palabras de aliento, empatía y admiración. “Eres un milagro”, “una guerrera”, “volviste a nacer”, fueron algunas de las frases más repetidas.
Justicia, resiliencia y una comunidad que no olvida
Desde el inicio del caso, la comunidad digital ha acompañado el proceso de Valentina exigiendo justicia y visibilidad para las víctimas de violencia entre jóvenes. Lo que inicialmente se pensó como un acto impulsivo motivado por celos, ha abierto un debate nacional sobre los límites de la exposición digital, los vínculos tóxicos y la salud mental entre creadores de contenido.
El caso sigue su curso legal, pero la figura de Valentina Gilabert ha trascendido el escándalo mediático: hoy es símbolo de supervivencia, resiliencia y transformación.
La recuperación de Valentina Gilabert
Cada cicatriz que muestra Valentina en su video no es solo un recordatorio del dolor vivido, sino un grito silencioso de reconquista de su cuerpo, de su historia, y de su voz. En un mundo donde muchas víctimas callan, ella ha decidido hablar, mostrarse y sanar a la vista de todos.
Con esta aparición pública, no solo retoma el control de su narrativa, sino que se convierte en un referente para miles de mujeres que han vivido violencia y no han encontrado justicia ni consuelo.
La historia de Valentina Gilabert no solo estremece por la violencia que sufrió, sino por la fuerza con la que ha decidido reconstruirse. Su video no es una muestra de dolor, sino una declaración de vida. Un recordatorio de que, incluso después del horror, es posible volver a empezar.
Su camino hacia la justicia y la sanación apenas comienza, pero cada paso que da —con o sin cicatrices— ya está marcando la diferencia.
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