La noticia del fallecimiento de Ernestina Sodi, escritora y madre de la actriz Camila Sodi, ha dejado a la familia Sodi Zapata inmersa en un doloroso momento de duelo. Con solo 64 años, Ernestina sufrió dos infartos que resultaron en la ruptura de la vena aorta, y tras 22 días hospitalizada, finalmente falleció el 8 de noviembre. Ante esta noticia, su hermana mayor, la reconocida actriz Laura Zapata, compartió con los medios su sentir y reflexionó sobre la relación que mantuvieron a lo largo de los años.
“Que Dios la perdone y la reciba en sus brazos”
En una charla emotiva afuera de su hogar en la Ciudad de México, Laura Zapata se mostró afectada y recordó los años compartidos con su hermana menor. “Ha sido una cosa muy dolorosa, triste”, expresó Laura ante los medios. A pesar de las diferencias y distancias que mantuvieron durante gran parte de sus vidas, Zapata se mostró respetuosa y deseosa de paz para el alma de su hermana. “Dios la acompañe, que tenga un regreso lleno de luz, cariño, y que Dios la perdone y la reciba en sus brazos.”
Este mensaje de paz y perdón es significativo, dado el historial de conflictos familiares que ha marcado la relación de ambas hermanas. Laura Zapata y Ernestina Sodi, quienes compartieron una infancia bajo el mismo techo, experimentaron una relación de amor y resentimiento, incluyendo una separación tras el secuestro que ambas vivieron en el año 2000.
Recuerdos de una infancia en común y un vínculo marcado por el dolor
Zapata reveló a los medios algunos recuerdos que guarda de su hermana:“Claro que tengo muchos recuerdos, muy felices, muy lindos, y me quedo con todos los recuerdos, forman parte de nuestra historia”. Para Laura, estos recuerdos incluyen tanto momentos felices como episodios difíciles, simbolizando la complejidad de la relación que mantuvieron. La infancia de Laura fue complicada debido a su relación con su padrastro, Ernesto Sodi Pallares, quien se casó con su madre, Yolanda Miranda Mange, cuando ella tenía apenas tres años. Este matrimonio marcó el nacimiento de Ernestina y de sus otras hermanas, incluidas Federica, Gabriela y Thalía.
Las hermanas compartieron buenos momentos, pero también vivieron eventos traumáticos, como el secuestro en el 2000 que marcó un antes y un después en su vínculo. Laura y Ernestina fueron raptadas por el grupo delictivo conocido como «Los Tiras», quienes las mantuvieron cautivas durante días. Laura fue liberada tras 10 días de cautiverio, mientras que Ernestina permaneció cinco días más secuestrada. Este trágico evento provocó una fractura irreparable en la relación entre ambas.
La ruptura definitiva y un perdón sin respuesta
Años después, en 2002, Ernestina Sodi publicó el libro Líbranos del mal, donde sugería que Laura podría haber estado implicada en el secuestro. Laura negó rotundamente las acusaciones, pero el daño ya estaba hecho, y las diferencias familiares se profundizaron. Este fue el inicio de una separación definitiva que perduró hasta el fallecimiento de Ernestina. Durante la hospitalización de su hermana, Laura intentó comunicarse con su sobrina Marina, hija de Ernestina, para hacerle saber que había dejado atrás las diferencias y perdonaba a su hermana. Sin embargo, esta comunicación no recibió respuesta.
Laura también confirmó que no asistirá al funeral, aunque envió una corona floral en señal de respeto. “Lo respeto, ya estoy trabajada en el perdón”, mencionó Zapata, dejando claro que su proceso de reconciliación y paz es interno y personal.
El legado de Ernestina Sodi y el vínculo eterno con Thalía
Ernestina Sodi deja un legado como escritora y periodista, siendo recordada por su valentía y sus múltiples contribuciones literarias. Para la familia Sodi Zapata, la partida de Ernestina representa un capítulo doloroso y definitivo en su historia. La relación con Thalía, la otra hermana famosa de la familia, también se ha mantenido distante, pero el respeto entre las hermanas prevalece en estos momentos de luto.
El complejo vínculo entre Laura, Ernestina y sus hermanas muestra cómo los lazos familiares pueden estar llenos de amor, dolor, y resiliencia. Laura Zapata, quien también compartió una conexión única con su abuela Eva Mange, destaca que más allá de las diferencias y conflictos, el legado de Ernestina permanecerá en la memoria familiar y en la literatura.
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