La historia del secuestro de Ernestina Sodi y Laura Zapata marcó profundamente la vida de estas dos mujeres y dejó cicatrices en el ámbito de la farándula mexicana. Este 2024, tras el fallecimiento de Sodi, han revivido testimonios y detalles de aquel cautiverio que duró más de un mes y que involucró momentos de abuso, supervivencia y un misterioso vínculo emocional entre una de las víctimas y uno de sus captores.
El Impactante Secuestro: ¿Cómo Inició Todo?
En septiembre de 2002, las hermanas de la famosa cantante Thalía, Ernestina Sodi y Laura Zapata, fueron secuestradas cuando salían del Teatro San Rafael, en la Ciudad de México. Aquella noche, mientras regresaban de una función, ambas fueron interceptadas por un grupo armado. Para Sodi, quien entonces era escritora y periodista, este secuestro no solo fue una experiencia traumática, sino un episodio de vida que, años después, plasmaría en su libro Líbranos del Mal, donde relata los horrores de su cautiverio.
Un Giro Inesperado: El Secuestrador que se Enamoró de su Víctima
Lo que comenzó como un secuestro violento se tornó en una relación compleja cuando uno de los captores comenzó a desarrollar sentimientos hacia Laura Zapata. Según declaraciones que se dieron a conocer en recientes entrevistas y a través de videos del canal de YouTube ‘Echando Chisme’, uno de los secuestradores se “enamoró” de ella y comenzó a brindarle trato preferencial. Abel Silva, el jefe del grupo criminal, habría cuidado de Zapata e incluso le llevaba flores y música.
Los detalles, revelados años después, impactaron a México, ya que Laura Zapata confesó que desarrolló el síndrome de Estocolmo, un estado emocional en el cual la víctima empieza a sentir apego o incluso simpatía por su captor. En entrevistas, Zapata explicó cómo, entre pláticas y atenciones, el secuestrador fue ganando su confianza, al punto de que llegó a aceptar tener un vínculo más cercano con él.
Ernestina Sodi y Laura Zapata: El Testimonio que las Separó
Este secuestro no solo fue un episodio traumático, sino que también tuvo consecuencias emocionales y familiares. Con el tiempo, las hermanas comenzaron a distanciarse debido a los recuerdos dolorosos y a la tensión en torno al manejo de su rescate. Sodi reveló que fue Thalía quien cubrió el rescate, algo que no fue bien recibido por Laura, generando un conflicto que, hasta hoy, no ha sanado por completo.
Ernestina Sodi enfrentó años de terapia psicológica para sobrellevar el trauma, y además tuvo que someterse a una operación ocular debido a las agresiones físicas sufridas. La autora también adoptó medidas extremas de seguridad tras su liberación, llegando a implantarse un chip en su cuerpo para sentirse protegida. Este nivel de inseguridad refleja el profundo impacto emocional y psicológico que el secuestro dejó en ella.
Un Testimonio Recuperado: La Declaración del Presunto Secuestrador
En una reciente entrevista, se dieron a conocer extractos de la declaración de un presunto secuestrador, quien narró el desarrollo de este caso desde la perspectiva del grupo criminal. En este testimonio, el secuestrador asegura que, debido al supuesto vínculo con Laura Zapata, el líder del grupo decidió aceptar un rescate menor al inicialmente demandado. Además, relató cómo Zapata llegó a creer que sus secuestradores “merecían” el dinero, como resultado del síndrome de Estocolmo que desarrolló durante el cautiverio.
Para muchos, esta revelación confirma que el secuestro fue mucho más complejo de lo que se creía. No fue solo una historia de rehenes y rescate; fue también una historia de traumas y vínculos emocionales contradictorios.
El Legado de Ernestina Sodi: Líbranos del Mal
La escritora Ernestina Sodi dejó plasmada su experiencia en el libro Líbranos del Mal, donde detalla cada momento de angustia, su supervivencia y las estrategias que desarrolló para soportar las condiciones en las que se encontraba. Este libro no solo fue una catarsis para ella, sino también una denuncia del sistema de justicia y la seguridad en México, donde los secuestros de alto perfil en esa época no eran investigados a profundidad.
Tras su fallecimiento en 2024, el legado de Sodi revive en sus escritos, en la historia de su vida y en el recordatorio de que la justicia en México, en muchos casos, es frágil y carente de un sistema protector para las víctimas de secuestro y violencia.
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