En 1995, el cine cambió para siempre con el estreno de Toy Story, la primera película animada completamente en 3D. Pero lo que pocos saben es que Pixar estuvo muy cerca de perderlo todo. Según Tom Hanks, el estudio había grabado una versión completa de 80 minutos… que jamás llegó a los cines.
La revelación se dio en el programa de Stephen Colbert, donde Hanks recordó que la primera versión de Toy Story “simplemente no funcionaba”. La historia era completamente distinta, con un tono más oscuro y un Woody que distaba mucho de ser el juguete noble que conocimos.
“Grabamos una película de 80 minutos que fue completamente desechada. No era Toy Story. Era algo que no funcionaba para nadie”, confesó Hanks.
La versión que casi destruye a Pixar
En aquella época, Pixar era un estudio pequeño, con la enorme presión de crear el primer largometraje en animación digital de la historia. Pero Disney, su distribuidor, tenía una visión diferente: quería un tono más ácido, adulto y sarcástico.
Hanks relató que las instrucciones eran claras:
“Querían que los personajes se insultaran, que fueran ingeniosos, incluso crueles”.
Esa dirección, impulsada por Jeffrey Katzenberg, entonces ejecutivo de Disney, llevó a crear una versión en la que Woody era un auténtico tirano y Buzz un personaje mucho menos heroico.
El resultado fue un desastre. La proyección de prueba fue tan mala que el proyecto estuvo a punto de cancelarse por completo. Pixar se encontraba frente a una encrucijada: o cambiaban todo, o se quedaban sin su primera película.
John Lasseter y el renacimiento de ‘Toy Story’
Fue entonces cuando John Lasseter, director del proyecto, tomó una decisión radical: desechar absolutamente todo el material y empezar desde cero.
“Un día me llamó John y me dijo que querían rehacerlo todo. Tardamos tres años más, pero esa versión fue la que todos amamos”, recordó Hanks.
El nuevo enfoque devolvió el corazón a la historia: Woody volvió a ser el líder carismático, Buzz el soñador ingenuo, y la película recuperó la esencia de la amistad, el humor y la aventura.
El resultado final no solo salvó a Pixar, sino que transformó para siempre el cine animado. Toy Story se convirtió en un éxito rotundo, dio inicio a una de las franquicias más queridas del cine y consolidó a Pixar como sinónimo de innovación y emoción.
30 años después, la chispa sigue viva
Hoy, tres décadas después, Toy Story continúa siendo un referente cultural. Su legado ha dado origen a secuelas exitosas, cortometrajes, juguetes, videojuegos y una lección invaluable sobre el poder de reinventarse.
La historia de cómo Pixar se atrevió a destruir su propio trabajo para hacerlo mejor sigue siendo un ejemplo de valentía creativa. Si aquella versión “perdida” hubiera llegado a los cines, el mundo probablemente nunca habría conocido la magia de “Hasta el infinito y más allá”.
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