Luis Gerardo Méndez es acusado de transfobia por eliminar un personaje trans de ‘Mentiras: La Serie’. Revelamos su defensa y el rol de GLAAD. Descubre los hechos sin rodeos.
La adaptación de «Mentiras» a serie de Prime Video eliminó el arco de un personaje trans, desatando acusaciones de transfobia contra su productor, Luis Gerardo Méndez. Presentamos los hechos detrás de una de las controversias culturales más complejas del año.
El Origen de la Polémica: «Un Arco Problemático»
El estreno de «Mentiras: La Serie», la esperada adaptación televisiva del icónico musical mexicano, llegó acompañado de una intensa controversia que ha puesto sobre la mesa el complejo debate sobre la representación en los medios. El epicentro de la polémica fue el actor y productor del proyecto, Luis Gerardo Méndez, y sus declaraciones sobre los cambios realizados a la historia original, que ha permanecido en cartelera por 16 años.
Durante la gira promocional, Méndez explicó que el proceso de adaptar la obra a los estándares y sensibilidades de 2025 requirió una reevaluación de ciertos temas que, en su opinión, hoy resultan «problemáticos». El comentario que encendió las redes sociales fue su referencia específica al personaje de Emmanuel, quien en la versión teatral original se revela al final como una mujer trans llamada «Manuela». Calificar este arco narrativo como «problemático» fue interpretado por un amplio sector del público como un acto de transfobia.
Inmediatamente, las redes sociales se inundaron de críticas. Usuarios acusaron a Méndez y al equipo de producción de borrar la representación trans en lugar de buscar una forma de mejorarla o actualizarla con mayor sensibilidad. La discusión se polarizó entre quienes veían la decisión como un acto de censura o un miedo a la «cultura de la cancelación» y quienes se preguntaban por qué la existencia de un personaje trans era considerada un «problema» en primer lugar.
La Defensa de Méndez: La Inesperada Intervención de GLAAD
Ante la creciente ola de acusaciones, Luis Gerardo Méndez utilizó sus plataformas para aclarar la situación, revelando un dato fundamental que cambió por completo la perspectiva del debate. Según el actor, la decisión de modificar el arco del personaje no fue una elección arbitraria ni un acto de censura, sino el resultado de una consulta y recomendación directa de GLAAD (Gay & Lesbian Alliance Against Defamation), una de las organizaciones de defensa de los derechos LGBTQ+ más influyentes y respetadas del mundo.
La justificación, expuesta por Méndez, se centró en la calidad y el impacto de la representación. La trama original de «Mentiras» presentaba a un personaje cuya identidad trans se revelaba en el contexto de haber engañado a cuatro mujeres. Según los expertos consultados, este enfoque era perjudicial.
«Fue una recomendación directa de @glaad. Era problemático presentar un personaje de una mujer trans cuyo único arco era haber engañado a 4 mujeres para después encontrar su identidad. No era la representación correcta para la comunidad en 2025. Incluso la obra de teatro cambió». – Luis Gerardo Méndez en la red social X.
Esta revelación introduce una capa de complejidad ineludible. El debate deja de ser sobre un productor que «elimina» un personaje por miedo o prejuicio, y se transforma en una discusión sobre ética y responsabilidad en la narrativa. El equipo creativo, asesorado por especialistas en representación LGBTQ+, llegó a la conclusión de que una historia que vincula de manera tan directa la identidad trans con el engaño corría el riesgo de perpetuar estereotipos dañinos y estigmatizantes. La controversia, por lo tanto, no radica en la existencia del personaje, sino en la calidad y las implicaciones de su representación original.
Representación Trans en México: Un Debate en Evolución
El caso de «Mentiras: La Serie» llega en un momento crucial para la representación de personas trans en los medios de comunicación de México y América Latina. Durante décadas, los personajes trans en la pantalla han oscilado entre la caricatura, la víctima trágica o el objeto de burla. Sin embargo, en los últimos años, ha habido un esfuerzo consciente por parte de creadores y activistas para presentar roles más complejos, dignos y auténticos que reflejen la diversidad de experiencias de la comunidad.
Producciones recientes han comenzado a mostrar a personas trans en roles protagónicos, contando sus propias historias y explorando sus vidas más allá de su identidad de género. Este avance hace que la decisión en «Mentiras» sea aún más significativa y polémica. Aunque la intervención de una organización como GLAAD aporta un argumento de peso, también ha suscitado preguntas importantes desde la perspectiva de la comunidad local.
El artículo debe plantear las interrogantes que surgen: ¿Es la opinión de una organización estadounidense, por experta que sea, suficiente para tomar una decisión que afecta a una obra icónica de la cultura pop mexicana? ¿Se consultó a actrices, guionistas o activistas trans de México para buscar alternativas que no implicaran la eliminación del arco? Actrices como la protagonista de «El Secreto de Río» han señalado la importancia de mostrar personajes trans de manera positiva en un país donde la comunidad ha luchado históricamente por una representación digna y respetuosa, lejos de los estereotipos de la caricatura o la tragedia.
Un Reflejo de los Retos Culturales Actuales
En última instancia, la controversia de «Mentiras: La Serie» no ofrece respuestas sencillas. No se trata de un claro caso de censura ni de una victoria incuestionable para la representación responsable. Más bien, es un reflejo perfecto de las tensiones culturales que definen nuestra era.
La adaptación de esta obra pone en la balanza la nostalgia por un producto cultural querido por millones, las nuevas y necesarias exigencias de una representación mediática más ética y consciente, y la innegable influencia de la crítica y el debate en las redes sociales. El caso obliga a creadores y audiencias a enfrentar preguntas complejas: ¿Es preferible una representación imperfecta que corre el riesgo de ser dañina, o es mejor la ausencia de esa representación en espera de una oportunidad futura para hacerlo «bien»? ¿Cómo se puede equilibrar la libertad creativa con la responsabilidad social en un mundo hiperconectado?
El debate que ha generado «Mentiras» es, en sí mismo, un síntoma de un cambio cultural profundo. La forma en que se resuelvan estos dilemas sentará un precedente importante para el futuro de las adaptaciones y la manera en que contamos historias en el siglo XXI.


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