En una conversación íntima y directa, Jennifer Lawrence volvió a expresar su visión sobre la política estadounidense y su papel como figura pública. Durante su participación en el podcast The Interview del New York Times, la protagonista de Los Juegos del Hambre no solo reflexionó sobre el impacto del gobierno de Donald Trump, sino también sobre la responsabilidad de los artistas en un país cada vez más polarizado.
La actriz, conocida por su autenticidad y su discurso sin filtros, confesó sentirse dividida entre hablar y guardar silencio.
“El primer mandato de Trump fue un auténtico caos”, dijo. “Me sentía como un pollo sin cabeza”.
Su comentario refleja el desconcierto que muchos estadounidenses sintieron durante ese periodo político cargado de controversias.
“Las celebridades no cambian el voto de nadie”
Jennifer Lawrence reconoció que su papel como actriz limita el alcance real de sus opiniones políticas.
“Las celebridades no influyen en el voto de la gente”, afirmó con franqueza. “Entonces, ¿qué estoy haciendo? Solo comparto mi opinión y echo leña al fuego que está destrozando al país”.
Su declaración toca un tema que ha sido recurrente en Hollywood: el dilema entre usar la fama para impulsar el cambio o mantenerse al margen para no dividir a los fans. Para Lawrence, el verdadero activismo no está en el discurso, sino en las acciones, algo que intenta reflejar a través de su productora, encargada de proyectos con un trasfondo social y político.
El poder del cine como voz política
Más allá de los micrófonos, la actriz explicó que canaliza sus ideales en las historias que elige contar. Un ejemplo es “Zurawski v. Texas”, documental que aborda el impacto de las leyes antiaborto en Estados Unidos.
“Muchas de las películas que produce mi compañía son expresiones del panorama político, y así es como siento que puedo ser útil”, comentó.
Esta filosofía se refleja también en su próximo estreno, “Die My Love”, un thriller psicológico dirigido por Lynne Ramsay que promete ser una de las apuestas más intensas del año.
En la película, Lawrence interpreta a una madre primeriza que lucha contra la psicosis posparto, compartiendo créditos con Robert Pattinson, Sissy Spacek y LaKeith Stanfield.
“Probablemente me arrepienta, pero no me callaré”
Cuando se le preguntó si lamentaba sus declaraciones pasadas sobre Trump, Lawrence respondió entre risas: “¿Probablemente? Me arrepiento de todo lo que he dicho”. Sin embargo, dejó claro que no piensa dejar de expresar sus pensamientos, aunque lo haga de forma más estratégica.
“La diferencia es que ahora sabemos exactamente quién es él y lo que representa. Ya lo vimos durante cuatro años. Y eso es lo que elegimos”, concluyó.
Con esta reflexión, Jennifer Lawrence no busca ser una voz política, sino una artista consciente del poder del arte en tiempos de división. Su postura mezcla autocrítica, madurez y una convicción firme: el cine puede ser una herramienta más poderosa que cualquier discurso político.
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