Cuando James Gunn despierta temprano, lo primero que hace no es pensar en bombardeos de acción o en efectos especiales: recuerda una conversación con Kevin Feige, durante su época en Marvel. Recuerda cómo Feige analizaba cada escena, cada conexión entre películas, cómo un detalle aparentemente menor en Guardianes de la Galaxia podía terminar siendo clave para la saga completa. Gunn, entonces director de películas individuales, veía esas decisiones como parte del decorado de un universo inabarcable. Hoy, convertido en líder del nuevo DCU, comprueba que no lo era.
El momento de revelación
Fue en una entrevista reciente donde Gunn confesó: “Ahora entiendo mejor a Feige, y he aprendido mucho de él”. Esa frase resume un trayecto: pasar de construir historias propias a comprender lo que supone diseñar un universo cinematográfico que debe ser coherente. Gunn aprendió lo que muchos fans sospechaban: que detrás de cada película del UCM hay una arquitectura narrativa, una tensión entre independencia de cada título y la conexión obligada con los demás.
El reto de construir un universo compartido
Feige no solo lidera Marvel Studios: marca pautas en cuanto a planificación, fases del UCM, integración de personajes y proyectos. Gunn admite que ahora ve claro algo que antes le molestaba: que en Marvel muchas decisiones no dependían solo del director de una película, sino de un entramado mayor que obliga a pensar en el impacto en futuras fases, spin-offs y crossovers. Esa visión a largo plazo, esa atención al detalle —no solo en el guion, sino en los personajes, la continuidad, el ritmo narrativo— es lo que ahora reconoce que Feige ha dominado a la perfección.
De la crítica al respeto
Gunn revela una transformación interna: donde antes criticaba ciertos giros narrativos o la dirección que Feige elegía para personajes, hoy lo ve como parte de un liderazgo intenso. Dice que ahora entiende la presión constante de mantener la coherencia entre proyectos, de asegurarse de que una serie, una película, un cameo, se alinee con todo lo demás. “Nunca tuve problemas con él… fue una colaboración realmente buena”, dice Gunn, reafirmando que ese respeto se construye con el tiempo, la experiencia y la empatía.
Lo que esto significa para fans y cineastas
Para los seguidores del género, este reconocimiento tiene peso: no se trata solo de rivalidades ni comparaciones. Es un gesto de humildad y aprendizaje. Para cineastas, es una señal de que dirigir historias interconectadas va más allá de la acción o el espectáculo. Hay que pensar arquitectura, fases, universos. Marvel triunfa no solo por sus héroes, sino por su constancia, disciplina y arriesgarse a corregir lo que no funciona (como lo ha hecho Feige muchas veces). Gunn, ahora con DC, quiere replicar parte de ese rigor sin perder su sello creativo.
James Gunn lo tiene claro: admire profundamente lo que Kevin Feige ha logrado con Marvel Studios. La planificación, la visión a largo plazo, la atención al detalle diario, son cualidades que antes veía de fuera, pero que ahora entiende desde adentro. Y ese entendimiento no disminuye a Marvel ni encumbra a DC: señala que en el cine de superhéroes, al final, la grandeza se mide no solo por batallas épicas, sino por cómo cada decisión, conversación o frase contribuye a construir un universo creíble, emocionante y duradero.
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