El gigante discográfico Universal Music Group (UMG) enfrenta una serie de demandas explosivas por parte de artistas de renombre como Drake, Limp Bizkit, Salt-N-Pepa y el productor Deezle Harrison. Las acusaciones van desde difamación hasta fraude en el pago de regalías y disputas por la propiedad de grabaciones maestras, pintando un panorama de conflicto sistémico en la industria.
Universal Music Group (UMG), una de las mayores potencias de la industria musical global, se encuentra en el ojo del huracán legal. Una sucesión de demandas presentadas por figuras icónicas de diversos géneros musicales ha puesto de relieve profundas tensiones contractuales y acusaciones de prácticas desleales que podrían tener consecuencias millonarias y reputacionales para la compañía. Estos litigios, que involucran a artistas como Drake, Limp Bizkit, Salt-N-Pepa y el productor Darius «Deezle» Harrison, abarcan un espectro de reclamos que van desde la difamación y el manejo indebido de la imagen hasta el presunto fraude en el pago de regalías y la lucha por el control de las grabaciones maestras.
Drake vs. UMG: La batalla por difamación y el costo de un «Diss Track»
En enero de 2025, el rapero Drake interpuso una demanda civil por difamación contra UMG, alegando que el sello discográfico respaldó y promocionó activamente la canción «Not Like Us» de Kendrick Lamar, la cual Drake considera difamatoria al incluir, según él, acusaciones de pedofilia. Drake sostiene que UMG impulsó la viralización del tema, incluso en plataformas masivas como el Super Bowl y los premios Grammy, con pleno conocimiento del daño que esto causaría a su reputación.
En abril de 2025, Drake enmendó su demanda para reforzar el argumento de que UMG exacerbó el daño a través de sus estrategias de marketing posteriores al lanzamiento. UMG, por su parte, ha calificado a Drake de hipócrita, señalando que fue él quien inició el enfrentamiento lírico y que sus propias canciones contienen provocaciones similares hacia otros artistas.
En su moción para desestimar el caso, UMG declaró: «El enfoque de las nuevas afirmaciones de Drake… delata este caso por lo que es: el ataque de Drake al éxito comercial y creativo del artista de rap que lo derrotó, en lugar del contenido de las letras de Lamar». Un juez ha dictaminado recientemente que el proceso de descubrimiento de pruebas puede comenzar, lo que permitirá a ambas partes recabar más información. Este caso es particularmente relevante ya que podría sentar precedentes sobre la responsabilidad de los sellos en la promoción de contenido potencialmente difamatorio en la era digital.
Limp Bizkit y el presunto fraude de $200 millones en regalías
La banda de rock-rap Limp Bizkit también está enfrascada en una batalla legal con UMG, reclamando hasta $200 millones de dólares en regalías presuntamente retenidas. La demanda, presentada originalmente en octubre de 2024 y ampliada en marzo de 2025, acusa a UMG de diseñar deliberadamente un software de seguimiento de regalías con el fin de ocultar las ganancias que legítimamente corresponden a los artistas.
Las acusaciones incluyen prácticas comerciales fraudulentas, incumplimiento de contrato e infracción de derechos de autor. Un juez federal ya ha permitido que las reclamaciones relacionadas con los derechos de autor sigan adelante, mientras que el resto de los cargos deberán ser presentados nuevamente en un tribunal estatal. Este litigio pone el foco en la transparencia de los sistemas de contabilidad de las grandes discográficas.
Salt-N-Pepa: La lucha por los masters y la «represalia» de UMG
Las pioneras del hip-hop Salt-N-Pepa iniciaron acciones legales contra UMG en mayo de 2025, centrando su disputa en la propiedad de sus grabaciones maestras. El grupo busca recuperar el control de su catálogo bajo las disposiciones de la Ley de Derechos de Autor de 1976.
Alegan que, tras emitir avisos de terminación en 2022 para reclamar sus masters, UMG no solo se negó a honrarlos, sino que, como represalia, retiró sus temas clásicos de las principales plataformas de streaming, afectando su legado y sus ingresos en la era digital. La defensa de UMG se basa en que las grabaciones fueron «obras por encargo» y que el grupo no estaba directamente vinculado a los contratos originales. Esta disputa resalta la continua lucha de los artistas por el control de su propio trabajo creativo y su explotación comercial.
Deezle Harrison y los $3 Millones perdidos de «Lollipop»
El productor Darius «Deezle» Harrison, conocido por su trabajo en el exitoso tema «Lollipop» de Lil Wayne, también demandó a UMG en mayo de 2025, reclamando más de $3 millones de dólares en regalías impagas. Según Harrison, su contrato con Cash Money Records le otorgaba una tasa de regalía del 4% por seis canciones del álbum «Tha Carter III» de Lil Wayne, y un 3% por su trabajo anterior en el álbum «Fast Money» de Birdman.
Harrison ya había demandado a Lil Wayne, Cash Money y Young Money en 2011 por problemas similares, disputa que se resolvió con un acuerdo. Afirma que UMG comenzó a pagarle después de dicho acuerdo, pero los pagos cesaron poco después. Ni UMG ni Lil Wayne han respondido públicamente a esta nueva ronda de litigios.
El panorama general: ¿Un patrón de abuso en la industria musical?
La confluencia de estas demandas, presentadas por artistas de diferentes generaciones y géneros, pero con UMG como denominador común, plantea serias dudas. ¿Se trata de casos aislados o son indicativos de problemas sistémicos en las prácticas comerciales del gigante musical? Las acusaciones recurrentes sobre falta de transparencia en las regalías, disputas por la propiedad intelectual y el uso del poder contractual sugieren un desequilibrio que incluso los artistas más consagrados deben enfrentar mediante costosos procesos legales.
Estos casos, cada uno con sus particularidades, exponen las vulnerabilidades de los creadores en una industria que, a pesar de su glamour, a menudo se rige por contratos complejos y dinámicas de poder desfavorables para el talento. Los resultados de estos juicios podrían no solo determinar el futuro financiero y reputacional de los involucrados, sino también redefinir las relaciones entre artistas y sellos discográficos en una era de constante transformación tecnológica y de consumo musical.


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