La serie de HBO ‘El Pingüino’, surgida de las sombras de ‘The Batman’, se ha consolidado como mucho más que un simple spin-off de supervillanos. A través del meticuloso y repulsivo ascenso de Oswald «Oz» Cobb, la serie teje un mensaje oculto devastador: es una parábola oscura y retorcida del Sueño Americano, una que sugiere que la escalera hacia el éxito en un sistema roto solo puede escalarse con violencia, traición y una ambición desmedida.
Protagonizada por un irreconocible Colin Farrell, la serie sigue a Oz desde su posición como un matón de segunda hasta convertirse en el nuevo rey del hampa de Gotham. Pero bajo la superficie de una guerra de mafias clásica, yace una crítica feroz a las mitologías del éxito y la meritocracia.
De «Don Nadie» a «Rey de Gotham»: La Meritocracia del Crimen
El Sueño Americano tradicional se basa en la idea de que cualquiera, sin importar su origen humilde, puede alcanzar la cima a través del trabajo duro y la determinación. Oz Cobb se aferra a una versión pervertida de este ideal. Constantemente menospreciado por la élite criminal, como los Falcone o los Maroni, él es el «hombre hecho a sí mismo» del inframundo.
El mensaje oculto de la serie es que en una ciudad tan corrupta como Gotham, las vías tradicionales hacia el poder están cerradas para gente como Oz. El sistema está diseñado para mantener a los de arriba, arriba, y a los de abajo, abajo. La única forma de «movilidad social» para Cobb es crear su propia escalera, una construida con los cadáveres de sus rivales y los peldaños de la traición. Su ascenso no es una anomalía en el sistema; es el resultado lógico de él. La serie argumenta que cuando las puertas del «éxito» legítimo están cerradas, la gente no deja de ser ambiciosa; simplemente busca rutas más oscuras.
El Vacío en la Cima del Hampa
Sin embargo, la serie no glorifica el viaje de Oz. Al contrario, lo muestra como un camino solitario y patético. A medida que gana poder, pierde cualquier atisbo de humanidad o conexión genuina. Sus relaciones se basan en el miedo y la manipulación. Este es el giro más cruel de la parábola: incluso cuando alcanza la cima de su mundo, se encuentra completamente solo, un «rey» sin reino emocional.
‘El Pingüino’ utiliza el género de gánsteres para explorar una verdad incómoda sobre nuestra cultura. Expone la falacia de que «el fin justifica los medios» al mostrarnos un «fin» que es inherentemente hueco y desolador. El viaje de Oz Cobb es un espejo oscuro para cualquiera que haya creído que el poder y la riqueza son el objetivo final, recordándonos que en la búsqueda despiadada del Sueño Americano, uno puede terminar convirtiéndose en el monstruo que siempre despreció. La serie es un triunfo, no solo por su tensión y actuaciones, sino por su incómodo y relevante comentario social.


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