De trabajar con Bad Bunny, Rosalía y Coldplay a competir en la 82ª Mostra de Venecia. El fotógrafo y director creativo Stillz —seudónimo de Matías Vásquez— presentó su primer largometraje, Barrio triste, una obra que traslada su sello visual del videoclip al cine. Con apenas 27 años, el colombiano-estadounidense se coloca entre las nuevas voces del cine contemporáneo al participar en la sección Horizontes, dedicada a tendencias emergentes.
Un director enigmático que apuesta por el anonimato
La figura de Stillz ha llamado la atención no solo por su estilo estético, sino también por su misterioso anonimato. Fiel a su costumbre, apareció en Venecia con el rostro cubierto por un pañuelo y gafas oscuras, evitando exponer su vida privada.
Aunque poco se sabe de su intimidad, su trabajo en la industria musical ha sido ampliamente reconocido. Ha dirigido videoclips para Rosalía (Tuya), Bad Bunny (El Clúb) y Coldplay (Tutto Pasa), consolidándose como un referente en la narrativa audiovisual contemporánea.
Su paso al cine no sorprende a quienes han seguido su trayectoria, pues su obra siempre ha mostrado un interés por la estética cinematográfica y por contar historias cargadas de simbolismo y emociones intensas.
Barrio triste, un retrato de Medellín en los años 80
La película presentada en Venecia se centra en un grupo de jóvenes en un barrio empobrecido de Medellín a finales de la década de 1980. La trama arranca con el robo de una cámara a un periodista, con la que los protagonistas documentan un mundo atravesado por la violencia, la soledad y la vulnerabilidad.
El relato se articula a través de Juan, interpretado por Juan Pablo Baena, un joven que se siente atrapado por “esta tristeza” y anhela recuperar “la inocencia” y “el apoyo de los suyos”.
El estilo visual de Stillz se reconoce en cada plano: uso del grano cinematográfico, colores intensos y encuadres cuadrados que remiten a las polaroids que inundan su Instagram. Este lenguaje visual convierte a Barrio triste en una extensión natural de su obra como fotógrafo y creador audiovisual.
La visión del director y sus productores
En el estreno, Stillz evitó dar declaraciones, pero la Biennale de Venecia compartió una reflexión suya en la página oficial del certamen:
“[Esos chicos] contaban historias sin un final. Chicos que habían desaparecido en la luz. Quería saber adónde habían ido”.
Uno de los productores de la cinta, Eric Kohn, explicó tras la proyección que en un inicio el rodaje no estaba previsto en Colombia, pero Stillz decidió regresar a su lugar de origen al comprender que allí residía “la esencia del filme”.
Kohn añadió que, para quienes conocen la historia y cultura de Colombia, hay múltiples elementos implícitos en la narrativa, incluso más allá del propio marco de la cámara.
Un debut en un año con poca representación iberoamericana
La participación de Barrio triste adquiere mayor relevancia en un año en el que ninguna película iberoamericana compite en la sección oficial de la Mostra de Venecia. La mayoría de los títulos de España y América Latina se concentran en categorías como Horizontes y Spotlight, donde se busca visibilizar a nuevas voces del cine mundial.
Con su ópera prima, Stillz se une a una generación de cineastas que combinan su trayectoria en la cultura visual digital con propuestas cinematográficas que dialogan con lo social, lo histórico y lo estético.
El salto de Stillz, de dirigir videoclips para artistas globales como Bad Bunny o Rosalía a debutar con Barrio triste en la Mostra de Venecia, representa una muestra de cómo la estética musical y digital puede transformarse en narrativa cinematográfica de autor.
Más allá de su estilo visual, la película pone el foco en una Colombia marcada por la violencia y la pérdida, pero también en la capacidad de los jóvenes de contar su propia historia. Con su anonimato intacto y una propuesta cargada de intensidad visual, Stillz se perfila como un nombre a seguir en el panorama del cine independiente internacional.


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